Cuatro
modelos de argumento
Four models of argument[1]
Hubert Marraud
Universidad Autónoma de Madrid
Fecha de recepción: 09-06-2021
Fecha de aceptación: 02-10-2021
Marraud, H. (2021) Cuatro modelos de argumento.
Quadripartita Ratio: Revista de
Retórica y Argumentación, 6(11), 17-40. ISSN: 2448-6485
[17]
Resumen: En teoría de la argumentación hay dos modelos
principales de argumento: el modelo premisas-conclusión y el modelo de Toulmin.
Sin embargo, las diferencias entre ambos no siempre están claras, y para
complicar las cosas existen muchas versiones del modelo de Toulmin. Para explicar
esas diferencias, y proponer principios de clasificación de los modelos de
argumentos, trasladaré a la teoría de los argumentos dos distinciones de la
teoría de las razones. En teoría de los argumentos el generalismo
afirma que argumentar presupone reglas generales que especifican qué tipo de
conclusiones se pueden extraer de qué tipo de datos, mientras que el
particularismo lo niega. Aplicado a los argumentos, el atomismo mantiene que
las partes de un argumento y su disposición determinan completamente sus
propiedades lógicas y el holismo que también dependen de asunciones que no son
partes del argumento. Mostraré, primero, que los modelos premisas-conclusión
son atomistas y particularistas. Distinguiré después un modelo de Toulmin
simplificado, con premisas, conclusión y garantía, y un modelo ampliado, que
incorpora las excepciones o condiciones de recusación, y argumentaré que el
modelo simplificado de Toulmin es atomista y generalista, mientras que el
modelo ampliado es holista y generalista. Finalmente describiré una versión
modificada del modelo de Toulmin holista y particularista recurriendo a los
modificadores de Bader y a la argumentación por
analogía.
Palabras clave: analogía;
atomismo; generalismo; modelos de argumento; holismo;
particularismo; premisa; Toulmin.
[18]
Abstract: In
argumentation theory there are two main models of argument: the premises conclusion
model and the Toulmin model. However, the differences between the two are not
always clear, and to complicate matters there are many different versions of
the Toulmin model. To explain these differences, and to propose classification
principles for argument models, I will transfer to the theory of arguments two
distinctions from the theory of reasons. Generalism
in the theory of argument claims that the very possibility of arguing depends
on a suitable supply of general rules that specify what kinds of conclusions
can be drawn from what kinds of data, while particularism denies this. Applied
to arguments, atomism holds that the parts of an argument and their disposition
completely determine its logical properties, whereas for holism they also
depend on assumptions that are not parts of the argument. I will show, first,
that premise-conclusion models are atomistic and particularist.
I will then distinguish a simplified Toulmin model, that breaks down an
argument into premises, conclusion and warrant, and an extended model, which
incorporates conditions of exception or rebuttal, and I will argue that the
simplified Toulmin model is atomistic and generalist, while the extended model
is holistic and generalist. Finally, I will describe a holistic and
particularistic version of the Toulmin model using Bader's modifiers and to argumentation
by parity of reasons.
Keywords:
analogy; argument model; atomism; generalism; holism;
particularism; premise; Toulmin.
Introducción
Un
modelo de argumento es una especificación de las partes de un argumento simple
y su disposición, y un argumento simple es aquel que no tiene partes que a su
vez sean argumentos. El concepto de parte de un argumento es difícil de definir
sin referirlo a un modelo de argumento concreto —de hecho, podría decirse que
un modelo proporciona, entre otras cosas, una definición de “parte de un
argumento”. En casi todos los libros de lógica se puede encontrar una definición
como esta:
Un
argumento puede definirse como una estructura simbólica compleja en la que
algunas partes, conocidas como premisas, ofrecen apoyo a otra parte, la
conclusión (Dutilh Novaes
2021; traducción propia).
La
definición de Dutilh Novaes
sigue el modelo tradicional premisas-conclusión, conforme al cual las partes de
un argumento simple son las premisas y la conclusión. Como el propósito de este
artículo es reconocer y clasificar distintos modelos de argumento, el lector
deberá tener paciencia y esperar a que hayamos avanzado en nuestro análisis
para tener algo parecido a una definición de “parte de un argumento”.
Si se asume la siguiente definición,
un modelo de argumento comporta un criterio de identidad de los argumentos:
Esta
definición expresa una intuición básica acerca de las partes de un argumento:
las partes de un argumento son aquellas consideraciones[2]
que diferencian a un argumento de los demás.
En teoría de la argumentación se conocen,
y se utilizan, dos modelos principales de argumento: el modelo
premisas-conclusión y el modelo de Toulmin. No obstante, las diferencia entre
uno y otro no siempre son bien entendidas. En el primero las partes de un
argumento son las premisas y la conclusión, mientras que el modelo de Toulmin
distingue 6 elementos en un argumento: tesis, datos, garantía, respaldo,
calificador y excepciones. ¿Podría decirse entonces que el modelo de Toulmin
distingue más partes en un argumento [19] que
el modelo premisas-conclusión? ¿Elemento es lo mismo que parte? Hay quienes
consideran que las diferencias son meramente terminológicas:
La
"tesis" de Toulmin corresponde a la noción de conclusión; sus
"datos" a la "premisa menor"; la "garantía" a la
"premisa mayor"; el "respaldo" al apoyo de la premisa
mayor; y la excepción a la objeción, la razón en contra o la evidencia
contraria. (Finocchiaro 2013, p.10; traducción propia).
En
lo que sigue intentaré demostrar que no es así, y que las diferencias entre uno
y otro modelo son profundas.
Argumentos y razones están estrechamente
ligados, puesto que argumentar es presentar algo a alguien como una razón para
otra cosa (Marraud, 2018:318). Por ello adaptaré dos distinciones de la teoría
de las razones para explicar las diferencias entre el modelo premisas-conclusión
y el modelo de Toulmin, y clasificar los modelos de argumento. La primera es la
oposición entre generalismo y particularismo, que se
refiere a la naturaleza del razonamiento y el juicio morales. El generalismo es la tesis de que el razonamiento y el juicio
moral dependen de principios morales, algo que rechaza el particularismo, para
el que es posible razonar moralmente sin apelar a ningún principio moral.
Adaptado a la teoría de la argumentación, el generalismo es la tesis de que argumentar comporta
invocar reglas generales que especifican qué tipo de conclusiones se pueden
extraer de qué tipo de datos[3],
mientras que el particularismo es la tesis de que se puede argumentar sin
apelar a reglas generales.
Por ejemplo, un particularista podría mantener que argumentar presupone
tan solo la capacidad de captar semejanzas relevantes entre argumentos.[4]
Para prevenir malentendidos conviene aclarar que por “regla” entiendo un
directivo que, bajo ciertos supuestos, prescribe o autoriza la realización u
omisión de una acción o conducta. Una regla es siempre una regla para hacer
algo, como dice Wilfrid Sellars (1953:329).
La segunda es la oposición entre holismo y
atomismo. Holismo y atomismo se refieren al carácter contextual o no de las
razones. Para el holismo que una consideración sea una razón para algo, y cuál
sea su peso, depende de factores contextuales, mientras que para el atomismo si
una consideración es una razón, lo es en cualquier contexto y con el mismo
peso. Trasladada a la teoría de los argumentos, el holismo es la
tesis de que la calidad lógica de un argumento depende de factores que no son
partes del argumento, y el atomismo la tesis de que las partes del argumento y
su disposición determinan completamente sus propiedades lógicas.
En este artículo las propiedades lógicas se
entienden en oposición a las propiedades retóricas y dialécticas. Las
propiedades retóricas y dialécticas de un argumento se refieren a sus efectos,
pretendidos o reales, en el auditorio y en el propio intercambio comunicativo,
respectivamente. Por tanto, las propiedades retóricas y dialécticas son
relativas al uso del argumento en una determinada situación ―ante un
determinado auditorio y sujeto a determinadas reglas procedimentales―, por
lo que son obviamente contextuales. Para mis propósitos bastará con decir que
las propiedades lógicas de un argumento son aquellas que pueden definirse sin
mencionar ni al auditorio ni a las reglas convencionales que rigen los
intercambios argumentativos.[5]
Aunque existe cierta afinidad, tanto en la
teoría de las razones como en la teoría de los argumentos, entre el holismo y
el particularismo, las cuatro combinaciones son posibles. Trataré
de mostrar, primero, que los modelos premisas-conclusión son atomistas y
particularistas. Distinguiré después un modelo de Toulmin simplificado, que
corresponde [20] al primer nivel de
análisis de Toulmin, Rieke y Janik
(1984), y un modelo ampliado, que incorpora las excepciones o condiciones de
recusación, y corresponde al segundo nivel de análisis de esa obra. Argumentaré
que el modelo simplificado de Toulmin es atomista y generalista, mientras que
el modelo ampliado es holista y generalista. Finalmente describiré una versión
modificada del modelo de Toulmin holista y particularista. Para ello definiré
un concepto comparativo de fuerza de los argumentos recurriendo al concepto de
modificador de Ralf Bader (2016)[6] y aduciré que el uso de
la analogía permite justificar el paso de las premisas a la conclusión sin
apelar a reglas generales.
Modelos premisas-conclusión
En
los modelos premisas-conclusión un argumento es un par formado por un conjunto
de enunciados, denominados ‘premisas’, y un enunciado, denominado ‘conclusión’.
Una presentación canónica de un argumento es P1 y … y Pn, por tanto C, con el conector por
tanto separando las premisas P1 y … y Pn
de la conclusión C. Quienes gusten de un estilo más matematizante
pueden optar por la representación {{P1,…,Pn },C}. De esta definición se sigue
que el orden de las premisas es irrelevante para la identidad de un argumento.
…,
al comparar esta campaña [2019-2020 en el sector hortofrutícola de Almería] con
la media de las cinco anteriores, los precios caen un 1%, la comercialización
crece un 2% y, por tanto, los ingresos aumentan un 1%.
Antonio
Fernández, “Pimiento, calabacín y berenjena ocupan el trono del tomate”. La
voz de Almería 23 de julio de 2020.
Este
pasaje contiene un argumento que, siguiendo el modelo premisas-conclusión,
puede expresarse, indistintamente, de cualquiera de estas formas:
(A1)
En la campaña 2019-2020 en el sector hortofrutícola de Almería, con respecto a
la media de las cinco campañas anteriores, los precios han caído un 1% y la
comercialización ha crecido un 2%; por tanto, en la campaña 2019-2020 en el
sector hortofrutícola de Almería los ingresos han aumentado un 1% con respecto
a la media de las cinco campañas anteriores.
(A2)
En la campaña 2019-2020 en el sector hortofrutícola de Almería, con respecto a
la media de las cinco campañas anteriores, la comercialización ha crecido un 2%
y los precios han caído un 1%; por tanto, en la campaña 2019-2020 en el sector
hortofrutícola de Almería los ingresos han aumentado un 1% con respecto a la
media de las cinco campañas anteriores.
Tampoco
es determinante si las premisas preceden o siguen a la conclusión. Lo único
importante es que los lugares de las premisas y de la conclusión estén
claramente diferenciados. Cuando se habla de la “disposición” de las partes de
un argumento, de lo que se habla es de qué enunciados están en la posición de
las premisas y cuál en la posición de la conclusión, no de cómo se marcan esas posiciones.
Cuando se formula un argumento, la conclusión no siempre sigue a las premisas.
En español disponemos de los recursos necesarios para invertir el orden
“canónico” de (A1) y (A2), usando signos de puntuación,
En
la campaña 2019-2020 en el sector hortofrutícola de Almería los ingresos han
aumentado un 1% con respecto a la media de las cinco campañas anteriores. En
ese periodo la comercialización ha crecido un 2% con respecto a la media de las
cinco campañas anteriores y los precios han caído un 1%.
O
conectores como ‘porque’,
En
la campaña 2019-2020 en el sector hortofrutícola de Almería los ingresos han
aumentado un 1% con respecto a la media de las cinco campañas anteriores,
porque en ese periodo la [21] comercialización ha
crecido un 2% con respecto a la media de las cinco campañas anteriores y los
precios han caído un 1%.
Un
segundo postulado de los modelos premisas-conclusión típicos es que la validez
de un argumento depende únicamente de una relación intrínseca
entre sus premisas y su conclusión. La validez es entonces una propiedad
intrínseca de los argumentos, y si un argumento es válido, lo es en
cualquier contexto. Para referirse a la relación que debe darse entre las
premisas y la conclusión de un argumento se usan conceptos como inferencia o
consecuencia lógica:
·
un argumento es válido si
y solo si su conclusión se infiere lógicamente de sus premisas.
·
Un argumento es válido si
y solo si su conclusión es una consecuencia lógica de sus premisas.
Podría
decirse por ello que los modelos típicos premisas-conclusión son inferencistas o consecuencistas. Como
corolario de estos postulados se llega al siguiente principio:
Toda
la información contextual pertinente para determinar si se puede sacar la
conclusión de las premisas de un argumento se refiere a las propiedades de sus premisas.
Lo
que dice este principio es que, como la validez de un argumento depende de una
relación intrínseca entre sus partes, el único aspecto relevante para extraer
su conclusión que puede cambiar de una situación a otra son las propiedades de
sus premisas (a no ser que recurramos a expedientes tan artificiosos como las
oraciones eternas de Quine).
En
esta campaña, en el sector hortofrutícola de Almería, la comercialización ha
crecido un 2% con respecto a la media de las cinco campañas anteriores y los
precios han caído un 1%; por consiguiente, los ingresos han aumentado un 1% con
respecto a la media de las cinco campañas anteriores.
Si,
referido a la campaña 2019-2020, este argumento permite concluir que en el
sector hortofrutícola de Almería los ingresos han aumentado un 1% con respecto
a la media de las cinco campañas anteriores, también permite concluirlo
referido a la campaña 1999-2000, a menos que en esta campaña la
comercialización no creciera un 2% con respecto a la media de las cinco
campañas anteriores o los precios no cayeran un 1%.
Dado que las premisas son partes de un
argumento, este principio es una instancia de otro principio más general:
Principio
atomista. Toda la información contextual pertinente para determinar si se puede
sacar la conclusión de un argumento se refiere a las propiedades de sus partes.
Si
definimos una asunción de un argumento como una consideración que es pertinente
para su evaluación, se puede formular concisamente el principio atomista
diciendo que todas las asunciones de un argumento pueden tratarse como
premisas.
El principio atomista es similar al
requisito PC [Premisas-Conclusión] formulado y criticado por Don Levi:
…
todos los aspectos del contexto retórico que sean relevantes para determinar lo
que se está argumentando deben incorporarse en la reformulación del argumento
como una secuencia PC. […] El requisito PC es necesario porque la secuencia PC
(completa) no tiene contexto. Dice que todo lo que se necesita para que la
secuencia sea realmente un argumento debe incorporarse en la formulación de los
elementos de la secuencia PC. (Don Levi, 1995:80).
El
principio atomista y el requisito PC introducen un aspecto nuevo en la noción
de parte de un argumento. La definición inicial vincula las partes de un
argumento con la identidad del argumento, y el principio atomista y el
requisito PC lo hacen con su evaluación. La idea es que entre las partes de un
argumento figuran todas las consideraciones relevantes para la evaluación de
sus propiedades lógicas. [22]
A veces las premisas que el
argumentador hace explícitas parecen insuficientes para evaluar un argumento.[7]
Esta constatación, dados los presupuestos previos, lleva a concluir que, en
esos casos, las asunciones no explícitas de las que también depende la validez
del argumento son premisas implícitas. El problema de las premisas implícitas
es un problema específico de la teoría de la argumentación que surge de la
adhesión al principio atomista, que no debe ser confundido con el problema
pragmático más general, estudiado en filosofía del lenguaje y lingüística, de
la distinción entre lo dicho y lo comunicado, que ha dado lugar a conceptos
como el de implicatura. La razón para añadir premisas implícitas no es la
discrepancia entre el significado literal de lo dicho y la interpretación de
los hablantes, sino que las premisas explicitas no parecen suficientes para determinar
el valor lógico del argumento.
Identificar las premisas implícitas de
un argumento no es una tarea fácil. Para mostrarlo vamos a considerar un
argumento basado en el testimonio.
A
partir de aquí se podría argumentar así:
(A3)
Un testigo ha declarado que el auto de Osvaldo Falcone fue usado para trasladar
a Jorge Julio López hasta La Serena; por tanto, el auto de Osvaldo Falcone fue
usado para trasladar a Jorge Julio López hasta La Serena
Si
las partes de un argumento son aquellos elementos necesarios para diferenciarlo
de otros argumentos, parece que en (A3) no falta nada. Pero si deben incluir todas
las consideraciones necesarias para evaluar validez, la cosa cambia. Quien
argumenta así presupone, por ejemplo, que el testigo no miente, y que su
declaración es consistente con las pruebas materiales disponibles. ¿Quiere
decir eso que son premisas ocultas? Como esas dos consideraciones no agotan los
presupuestos del argumento, de contestar afirmativamente parece que habría un
número indeterminado de premisas ocultas.
El recurso al condicional asociado proporciona
un modo de escapar a esta dificultad. Como cualquier conclusión C se
infiere lógicamente de las premisas A y Si A, entonces C, la
única premisa oculta que hace falta para validar el argumento es el condicional
correspondiente.
(A4)
Un testigo ha declarado que el auto de Osvaldo Falcone fue usado para trasladar
a Jorge Julio López hasta La Serena, y si el testigo ha declarado que el auto
de Osvaldo Falcone fue usado para trasladar a Jorge Julio López hasta La
Serena, entonces es que fue así; por tanto, el auto de Osvaldo Falcone fue
usado para trasladar a Jorge Julio López hasta La Serena.
Se
podría alegar a favor de esta maniobra que quien usa el argumento (A3) da a
entender que si el testigo ha declarado que el auto de
Osvaldo Falcone fue usado para trasladar a Jorge Julio López hasta La Serena,
entonces es que fue así, de manera que al pasar a (A4) no se le está imputando
una creencia ajena.
Las consideraciones relevantes para evaluar
(A3) pueden acomodarse ahora como consideraciones que son pertinentes para
juzgar la verdad de la premisa condicional ‘si el testigo ha declarado que el
auto de Osvaldo Falcone fue usado para trasladar a Jorge Julio López hasta La
Serena, entonces es probable que fuera así’. Que la declaración del
testigo sea inconsistente con las pruebas materiales disponibles, por ejemplo,
es un indicio de que ese condicional es falso. Así, la estrategia de completar
las premisas de un argumento con el condicional asociado reduce las formas de
contraargumentación a la objeción. En [23] Marraud
(2017) se define una objeción a un argumento como un argumento que concluye que
no se puede usar alguna de las premisas de ese argumento ―por ejemplo,
porque es falsa. Como en la tradición
lógico-formal, un argumento sólido es un argumento válido con premisas
verdaderas y una vez que se añade el condicional
asociado, el argumento es formalmente válido, lo único que se requiere para su
solidez es que sus premisas sean verdaderas, y así la objeción queda como única
forma básica de contraargumentación.
Las asunciones de que la validez de
un argumento depende únicamente de una relación intrínseca entre sus partes y
de que entre estas figuran todas las consideraciones pertinentes para
determinar si se puede sacar la conclusión convierten al modelo
premisas-conclusión en atomista. Examinaré ahora la cuestión de si ese modelo
es además generalista. El modelo es generalista si el paso de las premisas a la
conclusión debe justificarse apelando a alguna regla general o principio. Hay
que recordar que una regla de inferencia lógica como el modus ponens
―De A y de Si A entonces B se infiere B― se
limita a afirmar una relación entre enunciados, y por tanto no es una regla en
el sentido requerido por el generalismo, puesto que ni
prescribe, ni prohíbe ni autoriza ninguna acción o conducta.[8]
En realidad, cuando salvamos el
atomismo incorporando sistemáticamente el condicional asociado a las premisas,
el modus ponens parece una regla para presentar argumentos más que una
explicación de cómo se pasa de las premisas a la conclusión. Si, como dice
Robert Brandom, “El condicional es el paradigma de
una expresión que posibilita hacer explícita la realización de compromisos
inferenciales como contenidos de los juicios” (Brandom,
2000:75), (A4) no dice más que esto:
(A5)
Un testigo ha declarado que el auto de Osvaldo Falcone fue usado para trasladar
a Jorge Julio López hasta La Serena. De lo anterior se puede inferir que el
auto de Osvaldo Falcone fue usado para trasladar a Jorge Julio López hasta La
Serena. Por tanto, el auto de Osvaldo Falcone fue usado para trasladar a Jorge
Julio López hasta La Serena.
Alguien
que hubiera usado (A3) podría usar (A4) para responder a la pregunta “¿Qué
quieres decir?”,[9] como
muestra el siguiente diálogo.
A:
¿Cómo fue trasladado Jorge Julio López hasta La Serena?
B:
Un testigo ha declarado que el auto de Osvaldo Falcone fue usado para trasladar
a Jorge Julio López hasta La Serena.
A:
¿Qué quieres decir?
B:
Que si el testigo ha declarado que el auto de Osvaldo
Falcone fue usado para trasladar a Jorge Julio López hasta La Serena, entonces
probablemente fue así.
(A4),
sin embargo, no es una respuesta a la pregunta “¿Y qué que un testigo haya
declarado que el auto de Osvaldo Falcone fue usado para trasladar a Jorge Julio
López hasta La Serena?”. Por ello me inclino a pensar que el paso de las
premisas a la conclusión de (A4), por ejemplo, no depende de ninguna regla
general, en el sentido pertinente, y si es así el modelo premisas-conclusión
sería particularista.[10]
[24]
En suma, los modelos
premisas-conclusión típicos descansan en tres principios.
[PC1]
Binarismo: un argumento es un par formado por un conjunto de enunciados,
denominados ‘premisas’, y un enunciado, denominado ‘conclusión’.
[PC2]
Inferencismo/consecuencismo:
un argumento es válido si y solo si su conclusión se infiere lógicamente/es una
consecuencia lógica de sus premisas.
[PC3]
Atomismo: toda la información pertinente para determinar si se puede sacar la
conclusión de un argumento se refiere a sus partes, explícitas e implícitas.
Buenas razones y buenos argumentos
El
recurso a la inferencia lógica en los modelos premisas-conclusión disocia
argumentos y razones, en contra de la intuición de que un buen argumento es el
que da una buena razón. Esa intuición está presente, por ejemplo, en la
afirmación de Joseph Wenzel (2006:16) de que la
pregunta clave de la evaluación lógica es «¿Debemos aceptar esta afirmación por
las razones dadas para sustentarla?». Que la conclusión se infiera lógicamente
de las premisas no es ni una condición necesaria ni una condición suficiente
para que estas expresen una razón para aquella.
Durante su
video, Mhoni Vidente confesó que la humanidad estará
en peligro debido a la aparición de otro mortal virus, el cual surgirá en la
India o África, pero afectará a todo el mundo.
De acuerdo
con su predicción, la nueva pandemia llegaría durante los meses de octubre o
noviembre; por el momento pidió unir fuerzas para superar la emergencia
sanitaria por COVID-19. («"Se avecina una nueva pandemia": Mhoni Vidente presagia APARICIÓN de nuevo VIRUS en 2020». El
Heraldo de México 9/07/2020).
Partiendo
de aquí se podría construir un argumento parecido a (A4):
(A6)
Mhoni Vidente ha predicho que en
octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o África, y si
Moni Vidente lo ha predicho, entonces en octubre o noviembre aparecerá otro
virus mortal en la India o África; por tanto, en octubre o noviembre aparecerá
otro virus mortal en la India o África
Este
argumento es tan válido inferencialmente como (A4).
Aún más, si en octubre hubiera aparecido otro virus mortal en la India, las
premisas de (A6) serían verdaderas, y ese argumento sería sólido, según la
terminología lógica. Sin embargo, aunque diríamos que la declaración del
testigo es en principio una razón para creer que el auto de Falcone fue usado
para trasladar a López hasta La Serena, no diríamos que la predicción de Mhoni es una razón para creer en la inminente aparición de
otro virus mortal, aun cuando la predicción se cumpliera.
Para escapar de dificultades como
esta se ha propuesto abandonar la lectura veritativo-funcional
del condicional (Si A entonces B es verdadero si y solo si A es
falso o B es verdadero), para aprehender la idea de que Si A entonces
B es verdadero si y solo A es una razón para B. Tales tentativas
no han tenido éxito hasta la fecha y no es de esperar que vayan a tenerlo
porque las razones son ponderables y contextuales.
Modelo de Toulmin: corrección
Aunque
el modelo de Toulmin distingue hasta seis elementos en un argumento (datos,
tesis, garantía, respaldo, calificador y excepciones), aquí trataremos
principalmente de los tres primeros y del último. Para aligerar algo la
exposición, prescindiré del respaldo. Todos esos componentes son pertinentes
para determinar si se dan las condiciones para sacar su conclusión, pero eso no
comporta que sean [25] partes del argumento, a menos que se
asuma algo parecido al principio atomista.
En Toulmin, Rieke
y Janik (1984) se distinguen dos niveles de análisis
de los argumentos, centrados en la corrección (soundness)
y en la fuerza (strength). En el primer nivel
de análisis intervienen los elementos que pueden encontrarse en cualquier
argumento totalmente explícito: tesis, datos, garantías y respaldos (Op.cit.:25),
mientras que en el segundo añade los dos componentes restantes: calificadores y
excepciones. Estos autores explican así la diferencia entre solidez y fuerza:
Que
un argumento sea correcto o no depende directamente de si están presentes o no
las conexiones requeridas entre sus partes. Una conclusión infundada, una
inferencia injustificada, o una garantía sin fundamento no son una conclusión,
ni una inferencia, ni una garantía. Los argumentos en los que figuran son
totalmente incorrectos.
Sin embargo, una vez que se ha comprobado
la presencia de las conexiones requeridas, se puede plantear una nueva serie de
preguntas. Las nuevas preguntas tienen que ver con la fuerza de las conexiones
de las que depende el argumento. Admitiendo que hemos construido un argumento
que es suficientemente correcto, ¿cuánto peso puede soportar? (Op.cit.:81).[11]
Así,
la corrección es un concepto cualitativo ―un argumento es (suficientemente)
correcto o no lo es―, mientras que el concepto de fuerza es comparativo
―un argumento es más o menos fuerte. Basándome en esta distinción describiré
dos versiones del modelo de Toulmin. En esta sección expondré y analizaré una
versión simplificada, que corresponde al primer nivel de análisis (y también al
“primer esqueleto de argumento” de Toulmin 2003:92), y en la siguiente una
versión ampliada, que corresponde al segundo nivel de análisis.
Los datos son funcionalmente
semejantes a las premisas y la tesis a la conclusión, por lo que la principal
novedad del modelo simplificado de Toulmin es la garantía. En la sección ‘El
patrón de un argumento: datos y garantías’ de Los usos de la argumentación
se dice lo siguiente de las garantías:
[G1]
La garantía tiene que ver con la naturaleza y justificación del paso de las premisas
a la conclusión (p.133).
[G2]
Las garantías son reglas o principios, a diferencia de los datos, que son
información fáctica (p.134).
[G3]
Las garantías son enunciados generales, hipotéticos, que funcionan como puentes
y autorizan el tipo de paso propuesto en el argumento (p.134).
[G4]
Las garantías se pueden expresar escuetamente como ‘Si D, entonces C’, o de
forma más explícita y perspicua, como ‘Datos como D permiten sacar conclusiones
como C’ (p.134).
[G5]
Las garantías son cánones o estándares prácticos que sirven para juzgar los
méritos de los argumentos (p.134).
[G6]
Un argumento apela explícitamente a los datos y a la tesis, mientras que la
garantía es secundaria y explicativa (p.136).
[G7]
El argumento apela explícitamente a los datos e implícitamente a la garantía
(p.136).
[G8]
Las garantías son generales y avalan la validez de todos los argumentos del
mismo tipo (p.136).
[G9]
La fuerza de un argumento depende del tipo de garantía involucrada (pp.136-137).
[26]
La
generalidad de la garantía, establecida en [G3] y [G8], deja claro que la
garantía de un argumento no puede ser su condicional asociado, que por lo demás
no justifica, como requiere [G1], ni explica, como exige [G6], el paso de las
premisas a la conclusión. Aunque ‘Si D, entonces C’ en [G4] puede
ser ambiguo, la segunda y más cuidadosa formulación deja claro que la garantía
es más bien una generalización del condicional asociado. En el caso del
argumento de la vidente, debemos pensar en una garantía como “Si una vidente
predice algo, es probable que suceda”. Además, la segunda formulación pone de
manifiesto que la garantía permite un determinado tipo de acción en circunstancias
particulares, y que por tanto es una regla, en el preciso sentido presupuesto
en la distinción entre teoría generalistas y teorías particularistas. Toulmin
(2003:91) ofrece “por mor de la claridad” varias fórmulas para la garantía:
-
Datos como D dan derecho
a sacar conclusiones, o hacer afirmaciones, como C;
-
Dados los datos D, se
puede dar por sentado que C.
Como
expresión canónica de un argumento con garantía explícita adoptaré la fórmula premisas
por tanto conclusión porque garantía, lo que en el caso del argumento de la
vidente da:
(A7)
Mhoni Vidente ha predicho que en octubre o noviembre
aparecerá otro virus mortal en la India o África; por tanto, en octubre o
noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o África, porque si una
vidente tan fiable como Mhoni predice algo, es probable
que suceda.
Se
pueden concebir distintas garantías para el argumento de la vidente, que pueden
ser más o menos generales; entre otras:
·
Si una vidente tan fiable
como Mhoni predice algo, es probable que suceda.
·
Si una vidente que ha
acertado muchas veces predice algo, es probable que suceda.
·
Si una vidente fiable
predice algo, es probable que suceda.
·
Si una vidente predice
algo, es probable que suceda.
En general, podríamos decir que,
cuando el argumento no es defectuoso, los datos sustentan, en mayor o menor
medida, la conclusión, y la garantía especifica por qué y cómo lo hacen.
Así, los datos y las garantías desempeñan funciones diferentes. Los datos
sirven para responder a la pregunta “¿En qué te basas?”, dirigida a alguien que
acaba de hacer una aserción, y la garantía para responder a la pregunta “¿Qué
tiene que ver una cosa con otra?”, dirigida a esa misma persona después de que
haya respondido a la primera pregunta. Esa diferencia funcional explicaría
también por qué, con frecuencia, los datos se hacen explícitos mientras que la
garantía queda implícita.
Con la garantía aparecen nuevas
formas de contraargumentar. Además de alegar que alguna de las premisas del
argumento no es verdadera, ahora se puede aducir que la garantía no es una
regla válida, como exige [G8]. En Marraud (2017) se denomina “recusaciones de
principio” a los contraargumentos correspondientes.
La primera cuestión que surge es si
la garantía es una parte del argumento o no. Según la discusión precedente del
modelo premisas-conclusión, por “parte de un argumento” puede entenderse
bien información que determina la identidad del argumento, bien información que
es relevante para su evaluación. Aunque [G5] y [G9] dejan claro que se necesita
la garantía para determinar la calidad [27] lógica
de un argumento, dado que conforme a [G2] las garantías son reglas, y no enunciados
de hechos, la adhesión al principio atomista no obliga a incluirla entre las
partes de un argumento. Así las cosas, el modelo simplificado de Toulmin es
compatible con el atomismo. No obstante, el principio atomista tampoco obliga a
limitar las partes de un argumento a la conclusión y las consideraciones
aducidas para sustentarla. Sea como fuere, la discusión de si las garantías son
partes del argumento o no es independiente del pleito entre el atomismo y el
holismo.
Toulmin parece mantener que en
cualquier argumento hay una garantía implícita, como se desprendería de [G7], y
si fuera así, Toulmin sería generalista. En los pasajes siguientes Toulmin hace
depender la posibilidad de argumentar de la aceptación previa de reglas generales
o garantías.
Cuando
examinamos la noción de datos, nos dimos cuenta de que para construir un
argumento efectivo es necesario decidir de antemano con qué hechos estamos
dispuestos a comprometernos, por lo menos a efectos de ese argumento. Lo que vale
para los hechos particulares que sirven como ingredientes del argumento, vale
también para los procedimientos generales de los que dependemos para
argumentar. Solo podemos construir un argumento efectivo si ya sabemos en qué
formas generales de argumentar vamos a confiar, y vamos a usar, en este caso
particular. (Toulmin, Rieke y Janik,
1984:48).
…
a menos que, en cualquier dominio particular de la argumentación, estemos
dispuestos a trabajar con garantías de algún tipo, en ese dominio será
imposible someter los argumentos a una evaluación racional. Los datos que
citamos si se cuestiona una aserción dependen de las
garantías con las que estamos dispuestos a operar en ese campo, y las
garantías con las que nos comprometemos están implícitas en los pasos
particulares de los datos a la conclusión que estamos dispuestos a dar y a
admitir. (Toulmin, 2003: 93).
Esto
favorece una interpretación de [G7] conforme a la cual, cuando alguien argumenta
que
(A8) Mhoni
Vidente ha predicho que en octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en
la India o África; por tanto, en octubre o noviembre aparecerá otro virus
mortal en la India o África
apela
implícitamente a una determinada garantía, que por tanto “ya está ahí”. Por
ello (A7)
(A7) Mhoni
Vidente ha predicho que en octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en
la India o África; por tanto, en octubre o noviembre aparecerá otro virus
mortal en la India o África, porque si una vidente tan fiable como Mhoni predice algo, es probable que suceda.
sería un argumento
distinto de
(A9) Mhoni
Vidente ha predicho que en octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en
la India o África; por tanto, en octubre o noviembre aparecerá otro virus
mortal en la India o África, porque si alguien que hasta ahora ha solido
acertar en sus predicciones predice algo, es probable que suceda.
(A8),
por su parte, sería una especie de argumento incompleto o truncado. En un
pasaje de An Introduction
to Reasoning Toulmin
parece suscribir explícitamente este diagnóstico de (A8).
El
arte de la medicina clínica no se reduce tan fácilmente a fórmulas como el
negocio de la ingeniería civil. Desde su posición junto a la cama de un
paciente enfermo, el médico puede detectar signos o indicios mínimos que puede
usar justificadamente como pistas de cuál es el problema del paciente. Sin
embargo, el médico puede no ser capaz de relacionar el significado de esos
pequeños signos con algún principio general de un tipo que pudiera figurar en
un manual o libro de texto médico. [28] En tal situación, no será
raro que el médico diga: "Según mi experiencia, esa palidez alrededor de
las sienes puede indicar algún tipo de infección vírica, y en un caso
como este, me inclino a pensar que así es". Puede que el médico no sea
capaz de explicar exactamente a qué "tipo" de palidez y a qué "tipo"
de casos se refiere; en este sentido, por tanto, puede que el argumento esté
incompleto. (Toulmin, Rieke y Janik,
1984:55; las cursivas son mías).
Si
el argumento está incompleto porque el médico no es capaz de identificar la
garantía, parece que esta es una parte de aquel. Hay que recordar, además, que en
la sección “Los elementos de cualquier argumento” se identifican “cuatro
elementos que pueden encontrarse en todo argumento completamente explícito”:
tesis, datos, garantía y respaldo (Toulmin, Rieke y Janik, 1984:25).
Algunos entienden el modelo de
Toulmin como una variante del modelo premisas-conclusión que diferencia
distintos tipos de premisas por la función que desempeñan en un argumento.[12]
Datos y garantías serían dos tipos de premisas que desempeñan funciones
distintas. Se ha alegado en contra de la idea de que la garantía es una premisa
―y por tanto una parte del argumento― que si se mantiene que
cualquier conjunto de premisas debe incluir una premisa que conecte a las demás
premisas con la conclusión se desemboca en un regreso al infinito. En efecto, a
partir de “A por tanto C” se pasa a “A y Si A entonces
C; por tanto C”, y ahí a “A, Si A
entonces C, y Si A y si A entonces C, entonces C; por tanto C”, y
así sucesivamente. No obstante, este argumento no me parece concluyente, porque
considerar la garantía como un tipo especial de premisa no borra la distinción
entre datos y garantías, y por consiguiente la asunción de que hace falta una
premisa que conecte los datos con la conclusión no lleva a un regreso.
En este punto de la discusión, lo que
se puede afirmar del modelo simplificado de Toulmin es que
[TS1]
es tripartito, y clasifica las partes de un argumento en datos, tesis y
garantía;
[TS2]
es compatible con el atomismo; y
[TS3]
es generalista porque hace depender la posibilidad de argumentar de la
provisión de reglas generales o principios.
Garantías y complejidad
La
interpretación de la garantía como una parte del argumento no encaja del todo
con las ideas de que las garantías son [G4] estándares prácticos de evaluación,
y de que [G5] son secundarias (incidental). Otra razón para no
considerar la garantía como parte del argumento es la comparación de un
argumento con un guiso (Toulmin, Rieke y Janik, 1984:47). Los datos serían ingredientes y la
garantía sería la receta utilizada para combinar esos ingredientes en un
argumento. Obviamente no diríamos que la receta es parte del plato. En esta
sección esbozaré una interpretación del modelo simplificado de Toulmin en la
que la garantía no es una parte del argumento.
Según [G9], la fuerza de un argumento
depende de su garantía, y parece entonces que no se puede evaluar la fuerza de
un argumento sin una garantía explícita. Esta es una razón para creer que la
identidad de un argumento no queda determinada solo por sus premisas y su
conclusión, sino también por el modo en el que estas lleven a su conclusión.
Pero podría replicarse que las garantías no son necesarias para identificar un
argumento, sino solo para evaluarlo. Esta interpretación encaja con la idea de
que las garantías son estándares prácticos de evaluación, formulada en [G4], y
es compatible con el principio [29] atomista, porque las
garantías son reglas y no consideraciones fácticas.
Hay que distinguir la tesis atomista
de que la garantía es una parte implícita del argumento de la tesis generalista
de que quien argumenta presupone que hay alguna garantía que conecta las
premisas con la conclusión. En el primer caso quien usa (A8) está comprometido
con el principio de que si alguien que ha solido acertar en sus predicciones
predice algo, es probable que suceda (o con algún otro principio particular que
desempeñe el mismo cometido). En el segundo quien usa (A8) solo está
comprometido con la tesis de que existe alguna regla general que permite
inferir la a aparición, en octubre o noviembre, de otro virus mortal en la
India o África de la predicción de Mhoni Vidente.
Un ejemplo ayudará a comprender las
diferencias entre las dos lecturas del modelo simplificado de Toulmin.
Imaginemos el siguiente diálogo.
-
Puesto que quieres un
mundo más justo para todas las personas, sea cual sea su especie, debes hacerte
vegano.
-
¿Tú crees que el hecho de
que yo me haga vegano va a mejorar significativamente la suerte de las personas
no humanas?
-
No es por eso, sino por
responsabilidad personal.
Para
quien considere que la garantía es parte del argumento, en su primera
intervención el proponente ofrece un argumento incompleto o truncado:
(A10)
Quieres un mundo más justo para todas las personas, sea cual sea su especie;
por tanto, debes hacerte vegano.
En
su réplica, el oponente desarrolla así este argumento:
(A11)
Quieres un mundo más justo para todas las personas, sea cual sea su especie;
por tanto, debes hacerte vegano, porque es un medio para conseguir un medio más
justo.
En
su contrarréplica el proponente aclara en qué argumento estaba pensando:
(A12)
Quieres un mundo más justo para todas las personas, sea cual sea su especie;
por tanto, debes hacerte vegano porque debes comportarte de acuerdo con tus
convicciones.
Por
tanto, para quien considera que la garantía es una parte del argumento, (A11) y
(A12) son argumentos distintos. Esos dos argumentos difieren por su fuerza,
puesto que se podría alegar que (A12) da una razón de más peso que (A11), ya
que el hecho de que yo me haga vegano no cambia mucho las cosas.
Para quien considere que la garantía
no es una parte del argumento, el proponente ofrece un argumento completo,
(A10), y en (A11) y (A12) se introducen consideraciones pertinentes para su
evaluación. En (A11) el oponente explica por qué considera que (A10) es un
argumento débil, mientras que en (A12) el proponente intenta mostrar que es más
fuerte de lo que piensa el oponente. Esto es, el sentido de (A11) es
(A11’)
La razón por la que querer un mundo más justo para todas las personas, sea cual
sea su especie, es una razón para hacerse vegano es que hacerse vegano es un
medio para conseguirlo.
Y
el de (A12)
(A12’)
La razón por la que querer un mundo más justo para todas las personas, sea cual
sea su especie, es una razón para hacerse vegano es que debes comportarte de
acuerdo con tus convicciones.
Pero
dos explicaciones distintas de un fenómeno no producen dos fenómenos distintos.
[30]
Si la garantía no es parte del
argumento, ¿cómo se puede explicar la relación entre (A10), (A11) y (A12)? Para
responder a esta pregunta, vamos a comparar la aportación de la garantía con
otras operaciones argumentativas. Alguien podría preguntar a propósito de (A8):
«¿De dónde te sacas que Mhoni ha predicho una nueva
pandemia?». La respuesta podría ser: “lo dijo en un vídeo que subió a su canal
de Youtube el 10 de julio”. Esa respuesta daría lugar
a un argumento encadenado:
Mhoni dijo en un
vídeo que subió a su canal de Youtube el 10 de
julio que en octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o
África |
Por
tanto |
Mhoni Vidente ha
predicho que en octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o
África |
Por
tanto |
En
octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o África |
El
papel de ‘Mhoni dijo en un vídeo que subió a su canal
de Youtube el 10 de julio que en octubre o noviembre
aparecerá otro virus mortal en la India o África’ es justificar la premisa de
(A8). Pero no por ello diríamos que ese enunciado está implícito en (A8), que
es una parte del argumento (A8), o que (A8) esté incompleto sin ese enunciado. Por
el contrario, el enunciado ‘Mhoni dijo en un vídeo
que subió a su canal de Youtube el 10 de julio que en
octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o África’ es parte
de un argumento complejo, del que también forma parte (A8). Hay otras maneras
de responder a la pregunta “¿de dónde te sacas que Mhoni
ha predicho una nueva pandemia. También podría responderse: “Lo he leído en El
Heraldo de México”. Una respuesta distinta producirá un argumento
encadenado o serial distinto, pero no alterará la identidad de (A8). Dos personas
que usan (A8) y justifican de maneras distintas su premisa, parten del mismo
argumento y usan distintos argumentos encadenados.
La garantía de (A8) responde a la
pregunta “¿Qué tiene que ver una cosa con otra?”. Si nos guiamos por el análisis
del encadenamiento, la garantía no sería una parte de (A8), sino algo adicional.
Quien argumenta que aparecerá otro virus mortal en la India o África porque Mhoni Vidente lo ha predicho cree que esa conclusión puede sacarse
de ese dato, pero puede ser incapaz de explicarlo, como el médico de Toulmin, Rieke y Janik. Si es capaz de
explicarlo, la respuesta a “¿Qué tiene que ver una cosa con otra?” produce un
nuevo argumento, del que (A8) es parte:
|
Mhoni Vidente ha
predicho que en octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o
África |
Si
una vidente predice algo, es probable que suceda: |
Por
tanto |
|
En
octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o África |
Quien
responde a la misma pregunta alegando que si alguien que ha solido acertar en
sus predicciones predice algo, es probable que suceda, construye un argumento
distinto, del que (A8) también es parte.
|
Mhoni Vidente ha
predicho que en octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o
África |
Si
alguien que hasta ahora ha solido acertar en sus predicciones predice algo,
es probable que suceda: |
Por
tanto |
|
En
octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o África |
[31]
Modelo de Toulmin: fuerza
El
modelo ampliado de Toulmin incorpora los calificadores y las condiciones y
excepciones al modelo simplificado de las secciones precedentes. La idea básica
del modelo simplificado es que las premisas y la conclusión están conectadas a
través de una regla general o garantía. La finalidad de los calificadores, las
condiciones y las excepciones es describir esa relación. Las condiciones son
presupuestos generales para la aplicación de una garantía que, cuando no se
cumplen, dan lugar a excepciones. Los calificadores, por su parte, son
expresiones que indican la fuerza que la garantía confiere al paso de las
premisas a la conclusión.
En The
Uses of Argument (p.93)
y más claramente en An Introduction
to Reasoning (p.96) se
distinguen dos motivos por los que un argumento, pese a ser correcto (sound), puede no ser concluyente:
-
Los datos y la garantía
solo sustentan parcial o débilmente la tesis;
-
Los datos y la garantía
solo sustentan la tesis bajo ciertas condiciones.
En
el primer caso, pueden usarse calificadores como ‘probablemente’ para indicarlo
y en el segundo, calificadores como ‘presumiblemente’. Aunque Toulmin relaciona
esos dos calificadores con la fuerza del argumento, solo el primero alude a un
concepto comparativo, puesto que solo ‘probablemente’ admite grados (“muy
presumiblemente” carece de sentido). El segundo calificador se refiere más bien
a cuándo se tiene derecho a aseverar la conclusión del argumento:
‘presumiblemente’ indica que se puede aseverar mientras no haya ninguna razón
para suponer que se está ante un caso excepcional (Toulmin, Rieke
y Janik, 1984:98). Para indicar que la garantía
permite inferir la conclusión de las premisas solo en ausencia de ciertas
circunstancias también pueden usarse locuciones como ‘a menos que’ o ‘siempre y
cuando’. La diferencia radica en que cuando se usa ‘presumiblemente’ se indica
de forma genérica que la inferencia está sujeta a algunas salvedades, que el
uso de ‘a menos que’ o ‘siempre y cuando’ obliga a precisar.
Las excepciones tienen que ver con
ideas como argumentación revisable y consecuencia no monótona. Un dato D que es
una buena razón para una conclusión C puede dejar de serlo cuando se considera
una excepción E. Expresado logico modo,
podría decirse que el argumento D por tanto C es válido y el argumento D
y E por tanto C no es válido. La admisión de que los argumentos son
revisables es independiente de la idea de que se puede hablar de argumentos más
o menos fuertes, más o menos “válidos”, que es lo que expresa la idea de fuerza
de los argumentos. Por consiguiente, ‘presumiblemente’ no forma parte de una
escala con ‘ciertamente’, ‘probablemente’, ‘posiblemente’, etc.
La aplicación de la garantía a un
caso particular depende normalmente de un cúmulo de asunciones, condiciones o
presupuestos no explícitos. Esos presupuestos son de carácter fáctico, y en la
práctica es imposible enumerarlos exhaustivamente antes de encontrarse con las
raras excepciones que las sacan a la luz (Toulmin, Rieke
y Janik, 1983:100). A veces puede haber razones
prácticas, que tienen que ver con las características de la audiencia, el marco
y el propósito del intercambio, para hacer explícitas algunas de esas
condiciones (1984:99). Esas razones surgen cuando se sospecha que esas
condiciones podrían no cumplirse en este caso, que es un caso excepcional. Para
prevenir confusiones, reservaré ‘excepciones’ para referirme a las condiciones que
se hacen explícitas en tales casos. El diagrama estándar del modelo de Toulmin
de un argumento coloca las excepciones debajo del calificador antepuesto a la conclusión,
marcándolas con ‘a menos que’.
Ni las condiciones ni las excepciones
son partes del argumento, si por tal entendemos aquellos elementos que
determinan la identidad del argumento. Por una parte, no parece que tenga
sentido hablar de un conjunto de condiciones establecido de antemano. Por otra
parte, las excepciones varían con el contexto, de manera que el mismo argumento
encuentra distintas excepciones en distintos contextos.
Toulmin deja claro el carácter
fáctico de las condiciones y excepciones, que las asemeja a los datos: [32]
Podemos
distinguir también dos propósitos para los que puede servir la producción de
hechos adicionales: pueden servir como datos adicionales, o pueden ser citados
para confirmar o rebatir la aplicabilidad de una garantía. (Toulmin, 2003:95).
Las
condiciones y excepciones son pues consideraciones fácticas relevantes para
criticar y evaluar el argumento, y por tanto, si no
son partes del argumento, el modelo ampliado de Toulmin es holista.
Si las excepciones no son parte del
argumento, (A13) y (A14) son el mismo argumento.
(A13)
Mhoni Vidente ha predicho que en octubre o noviembre
aparecerá otro virus mortal en la India o África; por tanto, en octubre o
noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o África, porque si alguien
que hasta ahora ha solido acertar en sus predicciones predice algo, es probable
que suceda, a menos que Abhigya Anand hayan predicho
lo contrario.
(A14)
Mhoni Vidente ha predicho que en octubre o noviembre
aparecerá otro virus mortal en la India o África; por tanto, en octubre o
noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o África, porque si alguien
que hasta ahora ha solido acertar en sus predicciones predice algo, es probable
que suceda, a menos que Mhoni no sepa nada de
astronomía.
Usaríamos
(A13) en un contexto en el que hubiera razones para sospechar que Abhigya Anand ha predicho lo contrario y (A14) en un
contexto en el que hubiera dudas sobre la cualificación de Mhoni
Vidente. No obstante, en los dos casos se presenta la misma razón para creer
que en octubre o noviembre aparecerá otro virus mortal en la India o África.[13]
Con las excepciones aparece un tipo
de contraargumento, distinto de la objeción y la recusación de principio,
llamado “recusación por excepción” (Marraud 2017), y que consiste en argumentar
que, aunque el argumento apela a una regla general válida, la regla no es
aplicable en ese caso particular porque concurre alguna circunstancia
excepcional. El efecto es parecido al de una recusación de principio, puesto
que bloquea el paso de las premisas a la conclusión.
Toulmin explica que una consideración
es un dato o una condición dependiendo de si se tiene por normal o por
excepcional, y que esa es una decisión pragmática. Si los alérgicos a la
penicilina son raros, se puede argumentar que
(A15)
El paciente tiene una infección del tracto respiratorio; por tanto, normalmente
se le debe tratar con penicilina.
En
una situación en la que hubiera más alérgicos a la penicilina, habría que
añadir una excepción al argumento:
(A16)
El paciente tiene una infección del tracto respiratorio; por tanto, normalmente
se le debe tratar con penicilina, a menos que sea alérgico.
El
argumento sigue siendo el mismo y lo que varía es que en (A16) la excepción
apunta a una posible recusación por excepción del argumento. Finalmente,
...
si la situación llega a un punto en el que no se puede establecer con seguridad
ninguna presunción permanente como punto de partida, no quedará nada que rebatir.
En cambio, tendremos que trabajar con dos argumentos paralelos
alternativos y aplicar uno u otro en cualquier caso particular, dependiendo de
cuál de las condiciones alternativas se dé: "Por un lado, si el paciente
no es alérgico, se puede prescribir penicilina de forma segura y eficaz para
las infecciones de las vías respiratorias superiores. Por otra parte, en los
casos de [33] sensibilidad a la penicilina, debe
prescribirse algún otro antibiótico de amplio espectro, como la
tetraciclina".
Es
decir, cuando las "excepciones" no son verdaderamente excepcionales,
no podemos presentar las conclusiones de nuestros argumentos como
"presumiblemente" sólidas, sujetas sólo a una posible recusación. En
cambio, es mejor que reafirmemos nuestras garantías, explícitamente, como
válidas sólo a condición de que se cumplan ciertas condiciones específicas. (Toulmin,
Rieke y Janik, 1984:99; las
cursivas son mías).
Cuando
el número de alérgicos a la penicilina es significativo, la garantía de (A15) y
(A16) no es generalmente válida, aunque sujeta a excepciones. Esto es, un
número significativo de alérgicos invalida la garantía de esos argumentos y da
lugar a una recusación de principio. Lo que procede es cambiar de garantía y de
argumento:
(A17)
El paciente tiene una infección del tracto respiratorio y no es alérgico a la
penicilina; por tanto, normalmente se le debe tratar con penicilina.
La
garantía de (A15) y (A16) es Si el paciente presenta una infección de las
vías respiratorias superiores, normalmente se puede prescribir un tratamiento
con penicilina, y la de (A17) Si el paciente presenta una
infección de las vías respiratorias superiores y no es alérgico a la
penicilina, normalmente se puede prescribir un tratamiento con penicilina.
Correlativamente, el paciente no es alérgico a la penicilina es una excepción
en (A16) y un dato en (A17).
En suma, la indeterminación de las
condiciones de recusación y el carácter contextual de las excepciones hacen que
el modelo ampliado de Toulmin, a diferencia del modelo simplificado, sea
holista. Podemos resumir así las características del modelo ampliado de Toulmin
(siempre dejando a un lado el respaldo):
[TA1]
es tripartito, y clasifica las partes de un argumento en datos, tesis y
garantía;
[TA2]
es holista por la presencia de condiciones y excepciones; y
[TA3]
es generalista, y hace depender la posibilidad de argumentar de la provisión de
reglas generales o principios.
La fuerza de los argumentos en el modelo de Toulmin
La noción de fuerza de un argumento
está poco desarrollada en los escritos de Toulmin. Sabemos que la fuerza de un
argumento está estrechamente relacionada con su garantía: “Las garantías son de
diversos tipos y pueden conferir distintos grados de fuerza a las conclusiones
que justifican” (Toulmin, 2003:93), y que es expresada por los calificadores
modales, que hacen “referencia explícita al grado de fuerza que nuestros datos
confieren a nuestra tesis en virtud de nuestra garantía” (Ibíd.:93). ¿La fuerza
de un argumento se refiere a la intensidad del vínculo entre las premisas y la
conclusión o a la intensidad del apoyo que las premisas brindan a la conclusión
a través de la garantía? En el primer caso, la fuerza de un argumento
dependería solo de su garantía, mientras que en el segundo dependería también
dependería de la calidad de los datos. Se pueden encontrar pasajes en The Uses of Argument y en An Introduction to Reasoning que favorecen las dos interpretaciones.
La cuestión
fundamental en cualquier teoría de los argumentos que incorpore el concepto de
fuerza es si lo trata como un concepto cualitativo, comparativo o métrico. La
posición predominante en teoría de la argumentación (pero no en inteligencia
artificial o en teoría de las razones) es que el concepto de fuerza no es metrizable. Como muestra se puede citar a Carl Wellman:
Uno
decide si el argumento es válido sopesando los pros y los contras. Bien
entendido, este modelo es bueno. No hay que pensar en el pesaje como si
consistiera en poner cada razón en una balanza, anotando las cantidades
pesadas, para calcular luego la diferencia entre el peso de las razones a favor
y las razones en contra. El grado de apoyo no se puede [34]
medir de esta manera porque no hay una unidad de fuerza lógica con la que hacer
el cálculo. Tampoco hay que pensar que el pesaje se hace en una balanza en la
que un platillo están los pros y en el otro los contras.
Esto
sugiere un proceso demasiado mecánico, así como la posibilidad de que todos
lean el resultado de la misma manera. El pesaje se parece más bien a sopesar el
peso relativo de dos objetos poniendo uno en cada mano. Esta forma de pensar en
el pesaje destaca el aspecto comparativo y la conclusión de que uno pesa más
que otro sin sugerir ningún procedimiento automático que prescinda del juicio
individual ni la introducción de unidades de peso. (Wellman, 1971:57-58).
Si el concepto de fuerza de Toulmin fuera
cualitativo, se antepondría el adjetivo “fuerte” al comparativo “más fuerte”,
asumiendo que se puede estimar la fuerza de un argumento sin traer a colación
la fuerza de otros argumentos. Primero se determinaría el peso de cada
argumento y después se compararían los pesos relativos de unos y otros. La
propuesta de Trudy Govier de definir la fuerza de un argumento en términos del
número de excepciones distintas a su garantía ejemplifica esta primera
posición.
Una
razón para contratar a un gerente o irse de vacaciones no es una razón
suficiente o una razón convincente para hacerlo. Es una razón para hacerlo,
siendo igual todo lo demás. Para reflexionar sobre cuán fuerte es una razón en
el caso o contexto que estamos considerando, tenemos que reflexionar sobre
cuántas cosas tendrían que ser "iguales" y si lo son en este caso.
Una razón fuerte es aquella en la que el rango de excepciones es pequeño. Una
razón débil es aquella en la que el rango de excepciones es grande. (Govier, 1999:171).
Sean
cuales sean sus méritos, esta no parece la posición de Toulmin, quien, como
hemos visto, separa la fuerza de las excepciones, y dice que la debilidad y la
existencia de excepciones son dos razones distintas para no tener un argumento
por totalmente concluyente (Toulmin, Rieke y Janik, 1984:86 y 96).
La alternativa, respaldada por la
cita de Wellman, es mantener que podemos comparar el peso de dos argumentos o
grupos de argumentos, sin que eso lleve ―ni siquiera en principio―
a definir un orden total sobre el conjunto de todos los argumentos. Decir que
un argumento es fuerte sería una forma apocopada de decir que es tan o más
fuerte que los argumentos concurrentes. Cuando la fuerza o peso de los
argumentos se entiende así, aparece un nuevo tipo de contraargumento, la
refutación (Marraud 2017). Refutar un argumento es oponerle otro argumento con
una conclusión opuesta y un peso igual o mayor. De esta manera, la refutación
comporta una ponderación, y la validez de un argumento ya no depende solo de
las relaciones entre sus partes, sino también de su comparación con otros
argumentos.
Toulmin dice muy poco de la
ponderación, que asocia con situaciones en las que es preciso elegir entre garantías
que apuntan en direcciones diferentes:
Muchas
veces nos encontramos con que tenemos que elegir entre varias maneras
diferentes de argumentar, cada una con sus propias garantías, que apuntan en
diferentes direcciones. Como se suele decir, tenemos que "sopesar"
unos argumentos conflictivos con otros. [...] En casos así, nuestro problema no
es encontrar una garantía general fiable, sino elegir entre varias de estas
órdenes (Toulmin, Rieke y Janik,
1983:66).
(Adviértase
el entrecomillado de “sopesar”, que va en la línea de la cita anterior de
Wellman). Toulmin no da una descripción del procedimiento de ponderación, y se
limita a señalar que
En
la garantía no hay nada que asegure su autoridad final en un caso particular.
Solo podemos elegir yendo detrás de la garantía y mirando en qué se basa su
autoridad. En los argumentos legales, por ejemplo, hay que mostrar qué tipo
general de respaldo subyace en cada una de las garantías en conflicto. […] Solo
entonces podemos empezar a juzgar cuál de las garantías tiene más peso en ese
caso particular. (Ibíd.)
[35] Este pasaje podría aludir a algún
tipo de jerarquía de garantías en función de sus respaldos. Pero lo que me
interesa ahora no es esclarecer el concepto de fuerza de Toulmin, sino esbozar
una versión de su modelo que incorpore un concepto claramente comparativo. Para
ello asumiré en primer lugar que la fuerza se refiere exclusivamente a la
intensidad del vínculo entre los datos y la conclusión, y que no tiene en
cuenta, por ejemplo, el grado de justificación de las premisas. La observación
nos enseña, como sugiere el propio Toulmin al separar la corrección y la
fuerza, que solo comparamos la fuerza de dos argumentos cuando sus premisas son
simultáneamente aceptables y brindan algún apoyo a sus conclusiones.
Si la fuerza de un
argumento dependiera únicamente de su garantía, sería posible asignar fuerzas o
pesos a los argumentos sin considerar la fuerza o el peso de otros argumentos.
Por tanto, asumiré que el peso de un argumento depende de algún otro factor,
como los modificadores de Ralf Bader (2017) y Jonathan
Dancy (2004). El holismo de las razones mantiene que
estas varían de un contexto a otro. Para explicar esa variación, Bader y Dancy distinguen tres papeles
que una consideración puede desempeñar en la constitución de una razón, o tres
formas de relevancia, como dice Dancy. Una consideración
puede favorecer una tesis, puede hacer o impedir que otra consideración lo
haga, o puede aumentar o disminuir la intensidad del apoyo que una
consideración presta a otra (Dancy 2004:42). Bader las denomina, respectivamente, “fuente” o “fundamento”,
“condiciones” y “modificadores” de una razón. Bader usa
las palabras ground y source
para las consideraciones que desempeñan el primero de estos roles, y la primera
de ellas es usada por Toulmin, junto con data, para referirse a los
datos. Bader da dos definiciones no equivalentes de
la fuente o fundamento de una razón:
-
“aquello que hace que
algo sea una razón ―la fuente de la razón”
-
“la fuente o fundamento
de la razón debe identificarse con la consideración que constituye la razón” (Bader 2016: 27 y 31).
Pasando
de las razones a los argumentos, en el modelo de Toulmin la fuente o fundamento
en el primer sentido corresponde a la garantía, mientras que en el segundo
corresponde a los datos. Bader no es consciente de esta
ambigüedad y usa “fuente” y” fundamento” principalmente en el segundo sentido.
Las condiciones de una razón son circunstancias
de las que depende que una consideración sea una razón para algo. Hay dos tipos
de condiciones: habilitantes e inhabilitantes. Si se
satisfacen las condiciones, que pueden consistir en la presencia de condiciones
habilitantes o en la ausencia de condiciones inhabilitantes,
la fuente proporciona una razón para la tesis, y en caso contrario no lo hacen.
Las condiciones de Bader están estrechamente
relacionadas con las condiciones y excepciones del modelo de Toulmin. Hay, sin
embargo, una diferencia esencial, puesto que para Toulmin las condiciones se
refieren a la aplicación de un principio general a un caso particular, y en el
caso de Bader no. Esto es importante cuando se piensa
en construir una versión particularista del modelo de argumento de Toulmin.
Finalmente, los modificadores son
consideraciones que afectan al peso de una razón para algo, sin ser razones por
sí mismas para ese algo. Hay dos tipos de modificadores: intensificadores y
atenuantes. Según la explicación de Bader, los
intensificadores aumentan el peso de una razón, mientras que los atenuantes lo
disminuyen.
Con
una estructura económica como la del México de principios del siglo XXI,
dominada por el sector informal, la dualidad del sistema de atención sanitaria
[…] (es) socialmente injusta. […] al inicio de la década de 2000, la proporción
del gasto público en salud para la población asegurada era más del doble en
comparación con la destinada a la población no asegurada, aunque hay que
reconocer que ese desequilibrio se ha atenuado con la implantación, en 2004,
del Sistema de Protección Social de la Salud.
Laura
Flamand y Carlos Moreno Jaimes,
Seguro popular y federalismo en México: un análisis de política pública,
cap.III. México, CIDE, 2014.
Flamand
y Moreno Jaimes argumentan que con una estructura
económica como la del México de [36] principios del siglo
XXI, dominada por el sector informal, la dualidad del sistema de atención
sanitaria es socialmente injusta. La razón aducida para sustentar su tesis es
que, al inicio de la década de 2000, la proporción del gasto público en salud
para la población asegurada era más del doble que la destinada a la población
no asegurada.
(A18)
Al inicio de la década de 2000, la proporción del gasto público en salud en
México para la población asegurada era más del doble que la destinada a la
población no asegurada; por tanto, con una estructura económica como la del
México de principios del siglo XXI, dominada por el sector informal, la
dualidad del sistema de atención sanitaria es socialmente injusta
A
continuación, admiten que ese desequilibrio se ha atenuado con la implantación,
en 2004, del Sistema de Protección Social de la Salud, una consideración que no
invalida (A18) aunque lo debilita. Que el desequilibrio se haya reducido no es
por sí misma una razón para creer que el sistema sanitario mexicano sea justo o
injusto, así que esa consideración funciona como un modificador atenuante.
¿Qué quiere decir que un modificador
aumenta o disminuye el peso de una razón, y por tanto la fuerza del argumento
correspondiente? La explicación de Bader es que los intensificadores
multiplican el peso de una razón por un número mayor que 1 y los atenuantes lo
hacen por un número menor que 1 (2016:39). Su explicación presupone un concepto
métrico de fuerza, y carece de sentido cuando se maneja un concepto comparativo,
y se adopta como básico el concepto de más o menos fuerte que.
Otra explicación sería que la adición
de un modificador genera un nuevo argumento, con un peso mayor o menor que el del
argumento original. Esta explicación convertiría a los modificadores en partes
del argumento, puesto que solo el modificador diferenciaría a un argumento del
otro. En este sentido, Bader habla de una razón no
modificada y de una razón modificada, y les asigna pesos distintos (Ibídem:40).
Según esta explicación, (A18) sería más fuerte que (A19),
(A19)
Al inicio de la década de 2000, la proporción del gasto público en salud en
México para la población asegurada era más del doble que la destinada a la
población no asegurada, aunque ese desequilibrio se ha atenuado con la implantación,
en 2004, del Sistema de Protección Social de la Salud; por tanto, con una
estructura económica como la del México de principios del siglo XXI, dominada
por el sector informal, la dualidad del sistema de atención sanitaria es
socialmente injusta
Esta
explicación y la distinción de Bader de una razón
modificada y una razón no modificada son erróneas. Si nos tomamos en serio el
holismo, los argumentos deben ser evaluados en su contexto. Hay que tener
cuidado de distinguir los hechos que refuerzan una razón de los enunciados que
expresan esos hechos. Es el hecho de que el desequilibrio entre el gasto
público en salud para la población asegurada y la no asegurada lo que hace que
aumente el peso de (A18), no la adición del enunciado "ese desequilibrio
se ha atenuado con la implantación, en 2004, del Sistema de Protección Social
de la Salud". En un contexto en el que ese desequilibrio se ha atenuado,
(A18) y (A19) tienen la misma fuerza, y en un contexto en el que no, la
comparación carece de sentido.
Mi hipótesis es que los modificadores
vienen a cuento cuando se compara, implícita o explícitamente, la fuerza de dos
argumentos, y que el “aumento del peso” debe entenderse en ese contexto. Dicho
de otro modo, un modificador es una respuesta a una refutación, actual o
potencial.
Dados
dos argumentos A por tanto C y B por tanto no C, un
intensificador de A por tanto C es una consideración que sin ser por sí
misma una razón para C, lleva a atribuir más peso a ese argumento que al
argumento B por tanto no C.
Dados
dos argumentos A por tanto C y B por tanto no C, un atenuante de A
por tanto C es una [37] consideración que sin ser por sí
misma una razón para no C, lleva a atribuir menos peso a ese argumento que al
argumento B por tanto no C.
Esta
manera de entender los modificadores los conecta con lo que Lord y Maguire
(2016:18-19) denominan la “hipótesis de las razones de orden superior”. Sin
entrar en detalles, y aplicada a la teoría de los argumentos, la idea es que un
argumento tiene más fuerza que otro si hay un argumento sólido que permite
concluirlo; esto es,
A
es más fuerte que A’ si hay un (meta)argumento válido que concluye que A es más
fuerte que A’ y en el contexto en el que se está evaluado se dan las
circunstancias necesarias para sacar su conclusión.
Un
intensificador permite argumentar que un argumento es más fuerte que otro en un
determinado contexto y un atenuante que es más débil. Otras formas de metaargumentación ponderativa son menos contextuales. Por
ejemplo, alguien podría argumentar que en general los argumentos que apelan a
valores son más fuertes que los argumentos que apelan a las consecuencias de
una acción (que es lo que expresa el dicho el fin no justifica los medios).
[14]
Particularismo
En
la sección anterior se ha mostrado cómo definir la fuerza de un argumento sin
presuponer los conceptos de garantía y respaldo. Asimismo, se ha sugerido que,
inspirándose en el holismo de las razones de Bader es
posible hacer lo propio con las condiciones y excepciones. Eso prepara el
terreno para una reformulación particularista del modelo de Toulmin.
Las garantías, según se ha expuesto,
son reglas generales o principios que responden a la pregunta, referida a una
secuencia premisas-conclusión, “¿Qué tiene que ver una cosa con otra?”. Una
teoría particularista de los argumentos debe mostrar que se puede responder a
esa pregunta sin apelar a una regla general. Eso no exige negar la existencia
de reglas generales que permitan pasar de las premisas a la conclusión, sino
tan solo negar que sean esenciales para argumentar.
La analogía es un mecanismo del tipo
requerido, puesto que para justificar el paso de las premisas a la conclusión
se puede y se suele recurrir a una comparación con otros argumentos. Por
“analogía argumentativa” entiendo lo siguiente:
Dos
argumentos A por tanto B y C por tanto D son análogos si y solo
si la relación A-B es como la relación C-D.
Si
dos argumentos son análogos, la relación entre las premisas y la conclusión en
uno y otro es parecida. Conviene recordar que la relación entre las premisas y
la conclusión no tiene por qué ser una relación intrínseca binaria entre ellas ―algo
que asumen los modelos tradicionales premisas-conclusión, pero no otros modelos
de argumento, como hemos visto.[15]
Si dos argumentos son análogos, se puede argumentar que si uno de ellos en
válido (o inválido) el otro también lo es. Por eso dicen Woods y Hudak que los argumentos por analogía son argumentos acerca
de argumentos, metaargumentos (1989:127).
La semejanza de relación permite
responder a la pregunta “¿Qué tiene que ver una cosa con otra?” referida a un
argumento mostrando un argumento análogo. Si se pregunta por qué tendríamos que
creer que va a aparecer un virus mortal en la India o en África porque Mhoni Vidente lo ha afirmado, la respuesta podría ser: “por
la misma razón por la que si Gene Munster piensa que las acciones de Apple tienen que subir, puedes
creerle”.[16] Esto es,
que (A8) es análogo a [38]
(A8’)
Gene Munster ha predicho que las acciones de Apple
tienen que subir; por tanto, las acciones de Apple van a subir.
Tales
comparaciones de dos argumentos particulares no involucran ningún principio
general. Claro está que para el generalista la analogía es un medio de llamar
la atención sobre la garantía no explicitada del analogans,
que lo sería también, mutatis mutandis, del analogandum.
Por mi parte creo que es justamente al revés: el sentido de la semejanza de
razones o argumentos es anterior a la construcción de reglas generales o principios
de inferencia. Dos argumentos no son análogos por ser argumentos de autoridad,
sino que son argumentos de autoridad por ser análogos.
Conclusión
Un
modelo de argumento es una especificación de las partes de un argumento y su
disposición. He distinguido las partes de un argumento, que son aquellos
elementos que diferencian un argumento de otro, y las asunciones de un
argumento, que son aquellas consideraciones que son pertinentes para su
evaluación. Eso permite adaptar a la teoría de los argumentos las categorías de
atomismo y holismo:
-
El holismo es la tesis de
que la calidad lógica de un argumento depende de asunciones que no son partes
del argumento, y el atomismo la tesis de que las partes del argumento y su
disposición determinan completamente sus propiedades lógicas.
En
las teorías holistas, la evaluación lógica de los argumentos es contextual,
mientras que en las teorías atomistas parte de una descontextualización previa.
Levi (1995), entre otros, considera que esa descontextualización es propia del
análisis lógico, mientras que Wenzel prefiere decir
que “la evaluación lógica requiere la resituación de un argumento en un
contexto en el que pueda ser valorado con respecto a la forma, sustancia y
función.” (2006:20). Si he tenido éxito, he mostrado que la
descontextualización de la evaluación lógica depende de determinados supuestos
y solo es característica de algunas teorías de los argumentos.
La cuestión de si el paso de las
premisas a la conclusión se efectúa siempre aplicando alguna regla general o
principio diferencia a las teorías generalistas de las teorías particularistas
de los argumentos.
-
El generalismo
es la tesis de que argumentar comporta invocar reglas generales que especifican
qué tipo de conclusiones se pueden extraer de qué tipo de datos, mientras que
el particularismo es la tesis de que se puede argumentar sin apelar a reglas
generales.
Partiendo
de esas dos dicotomías he descrito una teoría de los argumentos para cada una
de las cuatro combinaciones posibles, conforme al cuadro siguiente.
Modelo |
Atomista/holista |
Generalista/particularista |
Partes/Otras asunciones |
Premisas-conclusión |
Atomista |
Particularista |
Premisas-conclusión/ - |
Toulmin simplificado |
Atomista |
Generalista |
Premisas-conclusión-garantía/- |
Toulmin ampliado |
Holista |
Generalista |
Premisas-conclusión-garantía/condiciones |
Toulmin modificado |
Holista |
Particularista |
Premisas-conclusión /condiciones,
modificadores |
[39] Una
vez que se cuenta con una primera clasificación, los siguientes objetivos deberían
ser perfeccionarla y estudiar las ventajas e inconvenientes de cada tipo de
teoría de los argumentos. Mi exposición anterior deja claro que mis simpatías
están con el holismo y el particularismo, y en ella pueden encontrarse algunas
razones que justifican esa inclinación. La mejora de esta clasificación
cuatripartita debería ser propiciados por el intento de categorizar dentro de
esa clasificación las teorías de los argumentos existentes. Esa empresa
revelará con toda seguridad las limitaciones de la clasificación propuesta.
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Woods, John y Hudak, Brent (1989). By Parity of
Reasoning. Informal Logic IX.3, 125-139.
[1] Esta
investigación ha sido financiada por FEDER/ Ministerio de Ciencia, Innovación y
Universidades, Agencia Estatal de Investigación, dentro del Proyecto Prácticas
argumentativas y pragmática de las razones (Parg_Praz),
número de referencia PGC2018-095941-B-I00.
Las acertadas observaciones de los
revisores de QR me han permitido dotar al artículo de una estructura más clara,
al tiempo que me han obligado a precisar ciertos conceptos clave. Sirvan estas
líneas como expresión de mi agradecimiento.
[2] El
concepto de consideración se usa en teoría de las razones para definir una
razón. Así Scanlon define una razón como una consideración que favorece una
determinada acción o actitud (2004, p.231). Aunque no he encontrado una
definición explícita de “consideración”, tiene el sentido aproximado de un
factor o aspecto aducido por alguien por considerar que es relevante para
dilucidar una determinada cuestión (qué hacer, qué pensar o qué actitud adoptar
ante algo).
[3] Uso aquí “datos” en su
acepción común, no técnica. Los datos, como ya se ha dicho, son un de los
elementos del argumento según el modelo de Toulmin, pero de esto se hablará
después.
[4] Grant Lamond (2005) opone
el razonamiento basado en reglas (generalista) al razonamiento caso por caso
(particularista), ilustrado por el uso de precedentes en el derecho anglosajón.
[5] Otra manera de definir las
propiedades lógicas es decir que son aquellas propiedades de los argumentos que
son independientes del modo de presentar las razones.
[6] Aunque el término
“modificador” fue introducido por Bader (2016),
Jonathan Dancy (2004, p.41) ya habla de
intensificadores y atenuantes, que son los dos tipos de modificador que
reconoce Bader. Por otra parte, los intensificadores se
parecen a los modificadores realizantes y desrealizantes de Oswald Ducrot
(1998, p.50), aunque, como cabía esperar al tratarse de disciplinas alejadas
entre sí, esta coincidencia ha pasado despercibida.
[7] Don Levi (1995) afirma que el problema de las premisas ocultas es el
resultado de imponer a los argumentos la estructura premisas-conclusión.
[8] Las dificultades para interpretar las reglas de inferencia lógica como
genuinas reglas de acción ha sido puesta de
manifiesto, entre otros, por Gilbert Harman (2002).
[9] También podría limitarse a
responder: “que si el testigo ha declarado que el auto
de Osvaldo Falcone fue usado para trasladar a Jorge Julio López hasta La
Serena, entonces es que fue así”.
[10] Se
ha mencionado la posición de Brandom,
según la cual la función de Si A entonces B no es permitir la inferencia
de B a partir de A propuesta en A por tanto B, sino
nombrarla para poder someterla a escrutinio. El condicional asociado no sería
entonces una parte del argumento. El inferencialismo
de Brandom mantiene que la validez de un argumento
depende de una relación intrínseca entre sus premisas y su conclusión, que
explica en términos de las reglas de uso de los conceptos involucrados. El inferencialismo de Brandom parece
promover por ello una versión generalista del modelo premisas-conclusión. Como
para Brandom el significado de un concepto queda
determinado por la posición de los enunciados que lo contienen en la red de
conexiones inferenciales, que sea atomista u holista (en el sentido que aquí es
pertinente) dependerá de los tipos de inferencia que integren esa red.
[11]
El primer párrafo de esta cita sugiere que para Toulmin las partes de un
argumento, de cuya interrelación depende su corrección, son la conclusión, los
datos, la garantía y el respaldo.
[12]
“Desde la antigüedad, los argumentos se han considerado como estructuras que
consisten en premisas y una conclusión que se deriva de las premisas. La bondad
de un argumento depende de la naturaleza del vínculo entre las premisas y la
conclusión que debe cumplir las normas formales. Toulmin (1958) amplió la
estructura aristotélica de los argumentos para añadir las garantías y los datos
como dos tipos diferentes de premisas. Las garantías representan la conexión entre
las pruebas y la conclusión. Los argumentos son "buenos" si las
premisas están fundamentadas y si la conclusión se puede sacar de las premisas
según las reglas formales.” (Schwartz y Glassner,
2003, p. 229). Véase también la cita de Finocchiaro
en la página 3 de este artículo.
[13]
Si las condiciones fueran partes del argumento, (A13) y (A14) serían argumentos
distintos. Esta multiplicación de los argumentos recuerda a la acusación de Ralf
Bader (2016:23-27) de que el atomismo multiplica las
razones sin necesidad.
[14]
La existencia de una premisa que expresa un principio de ponderación permite
presentarlo como una opinión ampliamente compartida, pero no comporta que lo
sea, y mucho menos que sea válido.
[15]
Una relación intrínseca binaria es una relación que dos cosas mantienen en
virtud de cómo son y cómo se relacionan entre sí, con independencia de cómo se
relacionen con otras cosas y cómo sean las demás cosas.
[16]
Gene Munster es un gurú tecnológico de Wall Street y
cofundador de Loup Ventures.