Las teorías de la conspiración y su
efecto sobre las decisiones: Argumentos inconsistentes para no vacunar. Una revisión de la literatura
Conspiracy
theories and their impact on decisions: Inconsistent arguments not to
vaccinate. A review of the literature
Universidad de Guadalajara
Guadalajara, México
IMSS
Guadalajara, México
Fecha de recepción: 05-07-18
Fecha de aceptación: 01-11-18
Córdova Jiménez, I. y L. A. Durán Montes (2018). Las teorías de la conspiración y su efecto sobre las decisiones: Argumentos inconsistentes para no vacunar. Una revisión de la literatura.
Quadripartita Ratio: Revista de Retórica y Argumentación, 3(6), 22-39. ISSN: 2448-6485
[22]
Resumen: Las teorías de la conspiración (TC)
afectan la toma de decisiones en salud, proporcionando a los individuos
información sesgada que ayuda a justificar negativas a vacunar. Existen tres
elementos que determinan la capacidad racional de una persona para tomar
decisiones. Las TC pueden modificar la respuesta individual sobre estos tres
elementos y particularmente en la racionalidad de las decisiones. A partir de
ellas, los sujetos sienten disminuir incertidumbre y ansiedad al reducir el
espectro de complejidad de una amenaza. Objetivo: analizar la evidencia
documental de artículos académicos publicados de 2005-2016 relacionados con las
TC, la construcción de estas teorías, y su difusión y efecto sobre decisiones
en salud. Se revisaron 22 artículos que apoyaron a la construcción de cuatro
categorías de análisis. Los estudios muestran cómo las inferencias falsas
conducen a decisiones que pueden tener consecuencias negativas en la salud de
niños y niñas y de la sociedad en general.
Palabras clave: teorías de la conspiración; decisiones en salud; vacunas.
Abstract: The conspiracy theories (CT) affect
on decision making in health, giving the people biased information that helps
to justify their negative to vaccinate. There are three essential elements to
determinate the rational capacity in one person on decision making. The CT
could modify the personal response about these three elements, mainly in
decision rationality. Through them, [23] individuals feel a reduction in uncertainty
and anxiety reducing the complexity spectrum from a threat. Objective: to
analyze the documental evidence in academic publications published between 2005-2016 related to CT, the construction of these
theories, and their diffusion and effect on decision making in health topics.
22 articles were reviewed that supported the construction of four analysis
categories. The articles show how the fake inferences drive to some decisions
with negative consequences in minor and social health.
Keywords: conspiracy theories; health decisions making;
vaccines.
1. Introducción
El número de niños sin vacunar se está elevando
en algunos países del mundo y este fenómeno tiene un importante efecto sobre
las enfermedades prevenibles por vacunación. En Estados Unidos de América (EE.UU.)
el número estimado de niños no vacunados de entre 19 y 35 meses de edad se
incrementó de 14,719 en 1995 a 24,073 en el año 2000 (Zimmerman,
Wolfe, Fox, Fox, Nowalk, Troy y Sharp, 2005: 1). En
2008, el sarampión se declaró endémico en el Reino Unido, 14 años después de
que su contagio había sido detenido en la población (Jolley
y Douglas, 2014: 1).
Si bien la reducción en las tasas de vacunación
es producto de múltiples factores concurrentes, es importante considerar la
influencia que las teorías de la conspiración (TC) tienen en la intención de
vacunar y cómo estas se expresan a través de argumentos inconsistentes, es
decir, de argumentos que se construyen con información obtenida de diferentes
fuentes y que carecen de solidez o coherencia aunque sus premisas o
conclusiones no son absolutamente falsas. Esto es, como se sigue de lo que
señala Popper, las TC no buscan intencionalmente
falsificar la realidad, sino encontrar selectivamente información que confirma
sus teorías (Popper, 2012: 306-308).
Conspiración
es un concepto que atiende a una retórica que las personas aplican a diferentes
eventos en función de su punto de vista y se define como afirmaciones de que
acontecimientos importantes fueron causados por sujetos o grupos de sujetos
para influenciar eventos que hasta ahora no se han descubierto (Goertzel, 2010: 493). En particular, respecto de la salud,
se representan a través de un descontento cultural en contra de la ciencia y la
suposición de que (una coalición de) grupos poderosos y maliciosos controlan
nuestras vidas (Harambam y Aupers,
2015: 471).
De entre
los varios estudios que han documentado las preocupaciones de los padres sobre
la seguridad de las vacunas, se encuentra uno desarrollado en 2004 que recurrió
a una encuesta en línea que reveló que la mitad de los padres están preocupados
por que sus niños puedan desarrollar alguna
enfermedad crónica como resultado de la vacunación. Esta encuesta nacional en
EE. UU. mostró que, si bien es cierto que una mayoría
importante de los padres apoyan el uso de la vacunación, una cuarta parte de
ellos manifiestan preocupaciones de que los niños reciban más vacunas de las
necesarias dando como resultado la debilitación de su sistema inmune (Zimmerman et
al., 2005: 2).
El
movimiento que se posiciona críticamente en contra de las vacunas, ha logrado
transmitir su mensaje gracias a la eficiencia del internet y ha mostrado
habilidad para llegar a los padres que buscan información sobre las vacunas y
su seguridad. Las redes sociales en internet proporcionan una vía directa de
los productores a los consumidores de contenidos, modificando la forma en que
los usuarios obtienen la información, debaten y conforman sus opiniones. La
confusión sobre la causalidad favorece la especulación, los rumores y la
desconfianza (Bessi, Coletto,
Davidescu, Scala, Caldarelli y Quattrociocchi,
2015a: 9).
Las TC
pueden presentarse de diversas formas y niveles de popularidad (Dagnall, Drinkwater, [24] Parker,
Denovan y Parton, 2015: 2).
Dichas creencias pueden afectar el comportamiento de las personas produciendo
importantes consecuencias sociales (Goertzel, 1994),
por ejemplo la afectación de la salud, puesto que las TC influyen en las
decisiones que las personas hacen oponiéndose a las recomendaciones biomédicas.
Los dos temas más estudiados al respecto se relacionan con la no adherencia al
tratamiento de VIH-SIDA y la resistencia a la vacunación (Gaston
y Alleyne-Green, 2013; Chung,
2009).
La toma
de decisión es el “proceso de hacer un juicio intelectual selectivo cuando son presentadas
varias alternativas complejas consistentes en diversas variables, y que
generalmente define un modo de acción o una idea” (Descriptores en Ciencias de
la Salud -DeCS-, 2016).
Así, las decisiones en salud suelen estar mediadas por los elementos de juicio
que construyen las personas a partir de los conocimientos previos y de la
información con que cuentan.
Lo
cierto es que las decisiones en salud que se toman respecto de las alternativas
preventivas, diagnósticas o terapéuticas tienen un efecto que puede ser
positivo o negativo, e influir en la salud y en la vida de las personas, así
como en las sociedades. Independientemente del escenario en que se dé la toma
de decisiones en salud, estas y sus consecuencias pueden pasar inadvertidas y
pueden afectar o no a las partes involucradas, pero también pueden producir
efectos deletéreos sobre la salud pública y generar conflictos de carácter
ético-jurídico.
Existen
tres elementos esenciales para determinar la capacidad racional de una persona
para tomar decisiones: 1) la habilidad para comprender y comunicar información
relevante; 2) poseer un marco de valores que le proporcione un contexto para
determinados juicios de valor; y 3) la capacidad de razonar acerca de los
diferentes resultados, riesgos y posibilidades de éxito (Devettere,
2010). Las TC pueden modificar la respuesta individual sobre estos tres
elementos y, particularmente, en la racionalidad de las decisiones.
La
racionalidad y su vínculo con la moralidad ha sido estudiada desde los griegos.
Aristóteles en Ética
a Nicómaco ya disertaba sobre la
prudencia y la razón como rasgos distintivos que caracterizan al humano y por
tanto a la moral.
Kant por
su parte, no concebía los actos morales sin que estos fueran producto de la
razón (2012). Hegel, Weber, Dewey y algunos filósofos contemporáneos como Appel, Kahneman, Gigerenzer y Elster han aportado
al desarrollo de la idea de la racionalidad como un criterio de partida
pertinente para tomar decisiones. Para Habermas,
mucho de lo que se considera racional está determinado por comunidades
específicas que se constituyen como tribunal
supremo de la razón. La fuerza del discurso, del argumento,
termina siendo parámetro de la racionalidad
(Habermas, 2001).
La
racionalidad, o cuando menos la razonabilidad, son elementos esenciales para el
análisis de un argumento. Dicho análisis depende en ocasiones del conjunto de
principios aceptados a
priori por disciplinas como el Derecho y la Bioética cuando se ha
de optar por la solución de un conflicto o problema. “La ponderación es parte
del procedimiento de decisión que sirve para justificar relaciones de
procedencia entre principios, valores o derechos” (Huerta, 2011: 191).
Y así,
respecto a las decisiones en salud de los individuos, sería importante
reflexionar sobre las siguientes cuestiones: ¿cómo se construyen los argumentos
que fundamentan la toma de decisiones en salud? ¿Cómo influyen las TC en los
elementos de razón o de razonabilidad para decidir si se ha de vacunar o no?
¿Cuál es el papel de las tecnologías de la comunicación, específicamente
internet y redes sociales en la divulgación de las TC y cuál es su efecto sobre
los resultados en salud? ¿Hay factores coincidentes en los individuos afines a
las TC? ¿Las leyes deben dar prioridad al derecho a la libre conciencia sobre
el derecho a la salud, cuando una decisión está mediada por una TC?
Antes de
responder a estas interrogantes es importante presentar información sobre el
fenómeno.
El objetivo del presente estudio fue analizar la evidencia documental de
los artículos académicos publicados entre 2005 y 2016 relacionados con las
teorías de la conspiración, la construcción de estas teorías, así como su
difusión y efecto sobre las decisiones en salud.
[25]
2. Material y métodos
Durante los meses de agosto y septiembre del 2016, se realizó una
búsqueda exhaustiva para identificar estudios relevantes sobre la teoría de la
conspiración como influencia de las decisiones en salud que toman los
individuos a través de índices y bases electrónicas. Las palabras clave usadas
fueron: conspiratorial, conspiracy,
mistrust y decision making con las diferentes combinaciones de
ellas y health como
límite. Especialmente decision making como palabra clave se obtuvo de dos tesaurus, en Medical Subject Headings MeSH y en DeCS.
La
restricción de temporalidad inicial (2011 a octubre de 2016) arrojó un escaso
número de artículos, haciendo necesario ampliar el límite a estudios publicados
desde la década de los noventa; tampoco se aplicaron restricciones en cuanto a
país de origen, pero sí en el idioma de los artículos a aquellos publicados en
inglés o español en revistas indizadas.
La búsqueda inicial se dio a través de PubMED. Se
eligieron de los listados, artículos por título o resumen, siempre que se
incluyeran las palabras conspiratorial, conspiracy, mistrust.
Todos los artículos fueron obtenidos en los siguientes índices y bases de
datos: EBSCO,
OvidSP MEDLINE, Springer, Elsevier, Taylor & Francis, Jstor,
Scopus, Wiley, PsycoINFO, Project Muse y
PubMED.
Figura 1. Proceso de selección y recuperación de artículos para la revisión.
En lo
general no se presentaron barreras significativas para la recuperación de los
artículos. Las publicaciones se obtuvieron a través de la biblioteca
electrónica de la Universidad de Guadalajara. Los artículos excluidos se
descartaron por no cumplir con criterios de calidad para publicaciones
científicas (Miyahira, 2008).
Para la extracción de los datos relevantes de los estudios se recurrió a la
elaboración de matrices por cada uno de los estudios, identificando en ellas:
autor, año/lugar, metodología, resultados, concepto, aproximación, influencia,
tipo de artículo.
3. Resultados
Como motor principal, se realizaron diversas búsquedas con
las palabras clave y sus combinaciones en PubMed, las
cuales arrojaron 727 correspondencias, seleccionando 163 artículos de acuerdo
al [26] título. Posterior a la lectura del resumen, la lista se redujo a 42,
todos ellos contenían las palabras conspiración o desconfianza.
3 artículos no se encontraron en texto completo, por lo que se rescataron y
archivaron 39, en cuya bibliografía se detectaron 7 artículos más, de los
cuales se obtuvieron 4 en texto completo. Los 43 artículos se revisaron en su
totalidad y se eliminaron 21 por razones de calidad (Miyahira,
2008). Para esta revisión se utilizaron finalmente 22 artículos.
Del
total, 18 son investigaciones empíricas, 2 revisiones de literatura y 2 más
artículos de opinión. Las disciplinas desde las que se estudia la conspiración
son diversas: psicología, psiquiatría y ciencias del comportamiento (la
mayoría), sociología, ciencias sociales, ciencias políticas y derecho, además
de medicina, salud pública, educación, desarrollo humano y sistemas
computacionales.
Los artículos se clasificaron para identificar los siguientes ejes
temáticos: 1) definiendo conspiración-características, 2) redes sociales, 3) TC
y su efecto sobre la salud pública-vacunas y 4) propuestas
de abordaje.
4. Definiendo conspiración
Aunque el título de los artículos contiene la palabra conspiración o
conspiracional,
en algunos no se presenta el concepto. Siete artículos recurren al uso de
adjetivos o cualidades que asocian a la conspiración en forma de sinónimos:
“narrativas” (Bessi et al., 2015a),
“creencias” (Craciun y Băban,
2012; Gillman, Davila, Sansgiry, Parkinson-Windross, Miertschin, Mitts y Giordano,
2013; y Goertzel, 1994), “rumores”, “historias”,
“comportamientos” (Heller, 2015), “conceptos
erróneos” (Lohiniva, Barakat,
Dueger, Restrepo y Aouad,
2014) y “alegaciones” (Zimmerman et al., 2005).
Tres
artículos sí definen “conspiración” o “teorías de la conspiración”; sin
embargo, al postular su concepto también recurren a calificativos, así, para
estos las TC son “creencias” o “ideaciones” de la existencia de que miembros de
un grupo poderoso traman acciones “malévolas” en contra de la mayoría de las
personas en la sociedad o de los desprotegidos (Cichocka,
Marchlewska, Golec de
Zavala y Olechowski, 2016; Dagnall
et
al., 2015; y Grimes, 2016).
Otros
cuatro presentan el concepto en sentido negativo: false belief[1] (Bessi et al., 2015b), cognitive habit[2] o crippled epistemology[3] (Glick y Booth, 2014), attempts to explain[4] (Jolley y Douglas, 2014) y subcategory of people[5] (Penţa y Băban, 2014). Aunque
coinciden en el resto de los elementos de la definición un agente causante que
suele ser poderoso (individual o grupal), un fenómeno social problemático
causado intencionalmente para provocar daño y una persona o población destino.
Dos
artículos se alejan de los anteriores, sus definiciones son muy específicas en
atención al tema discutido. Para Ford, Wallace, Newman, Lee y
Cunningham (2013), las TC se traducen
como “mistrust in the government, specifically, that
in cannot be counted an the care for socially
vulnerable population”[6]
y para Franks, Bangerter y Bauer (2013) las TC
son propagadas “by sponsors who seek to spread the
sticky representations of events to a larger audience, often with the intention
to frame them into action”[7].
Seis estudios se aproximan al concepto de las TC desde una postura neutral
(Douglas y Leite, 2016; Goertzel,
2010; Harambam y Aupers,
2015; Oliver y Wood, 2014a; Oliver y Wood, 2014b; Sunstein
y Vermeule, 2009). En la Tabla 1 se pueden apreciar
los conceptos presentados en los artículos que se incluyeron en esta revisión.
[27]
Tabla
1 Conspiración:
conceptos y características
Núm. |
Autor / Año /Lugar |
Concepto |
1 |
Bessi, Coletto, Davidescu, Scala, Caldarelli y Quattrociocchi. |
Narrativas |
2015
/ Pavia, Italia |
||
2 |
Bessi, Zollo, Del Vicario, Scala, Caldarelli y Quattrociocchi. |
Falsas creencias enfocadas
en las consecuencias globales no intencionadas de las acciones políticas y
sociales. |
2015
/ Italia |
||
3 |
Cichocka, Marchlewska, Golec de Zavala y Olechowski. |
La creencia en las
acciones malévolas y secretas de múltiples actores miembros de un grupo
poderoso “externo” que se reúne en secreto, diseñando una trama que es
perjudicial para un grupo “interno”. |
2016
/ Polonia y EE.UU. |
||
4 |
Craciun y Băban. |
Creencia |
2012/
Rumania |
||
5 |
Dagnall, Drinkwater,
Parker, Denovan y Parton. |
La creencia de que
múltiples actores cooperan para orquestar una trama de gran alcance. |
2015
/ Reino Unido y Holanda |
||
6 |
Douglas
y Leite. |
El resultado de acciones secretas y
deliberadas y de encubrimientos a manos de grupos maliciosos y poderosos. |
2016
/ Reino Unido |
||
7 |
Ford, Wallace, Newman, Lee y Cunningham. |
La desconfianza en el gobierno
se traduce específicamente en que no se puede contar con que el gobierno se
ocupe en cuidar de las poblaciones socialmente vulnerables. |
2013
/ Los Ángeles, California, EE.UU. |
||
8 |
Franks, Bangerter
y Bauer. |
Las TC son propagadas por los
patrocinadores que buscan difundir las representaciones pegajosas de
los acontecimientos a un público más amplio, a menudo con la intención
engañarlos para que actúen en consecuencia. |
2013
/ EE.UU. |
||
9 |
Gillman, Davila, Sansgiry, Parkinson- Windross, Miertschin, Mitts,
Henley y Giordano. |
Creencias |
2013/
Houston, Texas, EE.UU. |
||
10 |
Glick y Booth. |
Ideación |
2014/
EE.UU. |
Necesidad de atribuir una causa última
para cualquier evento. Aunque las TC pueden ser vistas como rivales del
pensamiento científico, también pueden ser entendidas como una forma de
encontrar significado frente a eventos sin sentido o aleatorios. |
|
Hábito cognoscitivo,
así como a la “epistemología
lisiada” del pensamiento. |
||
11 |
Goertzel. |
Creencias |
1994/
EE.UU. |
[28]
12 |
Goertzel. |
Afirmaciones de que
acontecimientos importantes fueron causados por conspiraciones que hasta
ahora no se han descubierto. |
2010/
EE.UU. |
||
13 |
Grimes. |
La ideación conspiratoria
es la tendencia de los individuos a creer que los
acontecimientos y las relaciones de poder son secretamente manipulados por
ciertos grupos y organizaciones clandestinas. |
2016/
Reino Unido |
||
14 |
Harambam y Aupers. |
Cultura
conspirativa |
2015/
Holanda |
Descontento
cultural contra la ciencia. Suposición de
que (una coalición de) grupos poderosos y maliciosos de facto controlan
nuestras vidas. |
|
15 |
Heller. |
Rumores |
2015/
EE.UU. |
Historias |
|
Comportamiento |
||
16 |
Jolley y Douglas. |
Las TC son intentos de explicar eventos
como actos secretos de fuerzas poderosas y malévolas. |
2014/
Reino Unido |
||
17 |
Lohiniva, Barakat, Dueger, Restrepo y El Aouad. |
Rumores |
2014/
Marruecos |
Conceptos
erróneos |
|
18 |
Oliver
y Wood. |
Narrativas
acerca
de grupos malévolos ocultos, que |
2014a/ Chicago, Illinois, EE.UU. |
secretamente perpetúan las
tramas políticas y las calamidades sociales para lograr sus propios y viles
fines. |
|
19 |
Oliver
y Wood. |
Narrativas
y
comportamientos. |
2014b/ Chicago, Illinois, EE.UU. |
||
20 |
Penţa y Băban. |
Una subcategoría de personas postuló
que la vacuna se promueve con la intención oculta de exterminar a parte de la
población. |
2014/
Rumania |
||
21 |
Sunstein y Vermeule. |
Explicar algún acontecimiento o
práctica por referencia a las maquinaciones de personas poderosas que
intentan ocultar su papel (al menos hasta que se cumplan sus objetivos). |
2009/
EE.UU. |
||
22 |
Zimmerman,
Wolfe, Fox, Fox, Nowalk, Troy y Sharp. |
Alegaciones
de… |
2005/
EE.UU. |
5. Características de las teorías de la conspiración
Los estudios
rescatan características asociadas a este fenómeno social. En primer lugar las TC
permiten, a quienes las sostienen, disminuir incertidumbre y ansiedad al
reducir el espectro de complejidad de una amenaza potencial. La biotecnología,
por ejemplo, surge de procesos que se explicitan en un leguaje muy
especializado, complejo para los legos. Las enfermedades y sus causas no suelen
ser comprendidas con facilidad, particularmente cuando se trata de aquellas en
las que las personas perciben [29] como difíciles de controlar. La falta de
información y de confianza es causa de incertidumbre. Las TC entonces, son una
explicación “fácil” que permite interpretar estas situaciones y que se
relacionan con el sentido común para disminuir la ansiedad (Bessi
et al.,
2015a; Bessi, Zollo, Del
Vicario, Scala, Caldarelli
y Quattrociocchi, 2015b; Cichocka
et al.,
2016; Franks et
al., 2013; Goertzel, 1994; Heller, 2015).
Una
retórica altamente persuasiva y conmovedora es la segunda de las
características de estas teorías. Las TC se comportan como un dispositivo retórico (Goertzel, 2010) que compite en difusión y comprensión con
la ciencia. Una retórica que al ser consumida por el público permite a)
posicionarse en contra del establishment,
b) rechazar la ciencia, c) oponerse a la ortodoxia, d) deconstruir
las versiones oficiales y e) seguir heurísticas que les producen la sensación
de control de las consecuencias (Bessi et al.,
2015a; Dagnall et al., 2015; Harambam y Aupers, 2015; Oliver y
Wood, 2014).
Los
dispositivos retóricos son estrategias discursivas que presentan una intención
argumental que incluye la propia idea de quien expresa empleando efectos
emocionales dependiendo de la situación social y sociocultural (Chiavarino, 2013: 81-82).
Las TC se presentan como formas de negación y raramente tienen intenciones
malévolas; detrás de estos argumentos se encuentran presentes intenciones de
decencia, miedo al cambio y el deseo de hacer el bien: por nuestra salud,
nuestras familias y el mundo. Las TC, cuando se presentan como negación se
refuerzan con información fuera de contexto, elegida selectivamente y respaldada
mediante argumentos de autoridad que a menudo no parecen falsos (Specter, 2009). De esta característica surgen mayormente
los argumentos inconsistentes (Tabla 2).
Tabla 2 Ejemplos
de argumentos inconsistentes
Referencia |
Argumento |
Inconsistencias |
Specter,
2009: 16 |
Ni
mi esposo ni nadie en su familia fueron vacunados alguna vez… y no hay una
sola persona en su familia que haya tenido alguna vez algo peor que un
resfriado. Yo
misma y mi familia, por otra parte, fuimos todos vacunados contra cada cosa
posible que puedas imaginar… de alguna manera, todos enfermamos de influenza
cada año. De alguna manera cada uno en mi familia está crónicamente enfermo.
Y sorprendentemente, cuando las personas de mi familia llegan a los 50 son todos
viejos y deteriorados. En
la familia de mi esposo todos ellos están “vibrantes” hasta tarde en sus
90’s. Mis
hijos no serán vacunados. |
Existen
al menos 3 afirmaciones cuya validez lógica es debatible: –Por
razones biológicas, se podría afirmar categóricamente que las familias
“absolutamente enfermas” o “absolutamente sanas” no existen. La mayoría de
las enfermedades son multicausales y relacionadas
con el individuo y su entorno: genética, estado nutricional, hábitos
alimenticios, medio ambiente, estilos de vida, entre otros. Factores que
deben concurrir para la presentación o no de cada enfermedad específica,
además de que esta concurrencia condiciona (si no es que determina) la
longevidad de cada individuo. –Se
atribuye como factor único y suficiente para el desarrollo de las
enfermedades y el deterioro funcional al estatus de “vacunados” y como ya se
mencionó anteriormente sería imposible confirmar esta afirmación, y; –La
longevidad y la vejez funcional y saludable no pueden atribuirse al estatus
de “no vacunados” como causa única y suficiente. |
[30]
Craciun y Băban, 2012: 6792 |
¡Nos
hemos convertido en conejillos de indias para el mundo entero! ¿Ha
existido dicha (campaña de) vacunación en otros países? Todos los países se
burlan de nosotros. Ellos
(EE.UU. y Europa) rechazaron la vacuna, por eso ellos la enviaron aquí. |
Este
argumento surgió a partir de que el Ministerio de Salud de Rumania realizó
una campaña masiva para la vacunación contra el VPH, y también porque se
ofreció de manera gratuita lo que generó sospechas de que estuviera en una
fase experimental. La
vacunación ha sido una estrategia eficiente de salud pública en diversos
países, y ha sido así porque se acompañan justamente de campañas masivas y
gratuidad de las vacunas. |
Craciun y Băban, 2012: 6790 |
Esta
vacuna “ayuda” a las chicas, así que no serán capaces de tener hijos. No
se sabe si las niñas vacunadas darán a luz bebés saludables o monstruos. El
ministerio de salud se ha convertido en el Ministerio de esterilización. |
A
propósito de la misma campaña en Rumanía, estos argumentos muestran sospecha
de intenciones genocidas. No
hay evidencia científica de que la vacuna contra el VPH produzca alteraciones
en la función reproductiva tales como esterilidad. Las vacunas (como los
demás fármacos) estudian el riesgo de eventos adversos en las cuatro etapas
por las que debe transitar todo nuevo dispositivo biomédico. |
Penţa y Băban, 2014: 21 |
Tienes
una habilidad diabólica para desinformar a las personas y sospecho que
recibes una paga por apoyar a las vacunas o eres un masón. |
Este
argumento se presenta en una acalorada discusión en redes sociales en donde
un participante había defendido a las vacunas como agentes aceptables y
benéficos. Como
es evidente se ataca a la persona, no al argumento. |
Penţa y Băban, 2014: 23 |
¡…la
vacuna fue prohibida en América, Canadá y Austria porque causó 25 muertes!
Algunos afirman que se presentan efectos adversos graves e incapacitantes como parálisis. |
La
seguridad con la que se argumenta que la vacuna está prohibida en los países
en mención se reproduce viralmente sin ser corroborada por los lectores,
simplemente la dan por cierta. Sin
embargo, la vacuna no ha sido prohibida en estos países, por el contrario las
campañas de vacunación continúan. |
En
tercer lugar, las TC son “fáciles de esparcir y difíciles de erradicar” (Glick y Booth, 2014). Una vez que
un sujeto acepta alguna de las teorías existentes, se encuentra susceptible a
aceptar otras y son muy pegajosas (Glick y Booth, 2014; Franks et al.,
2013; Goertzel, 1994).
La
cuarta característica está relacionada con la percepción de que una posición
social de desventaja, la anomia, la deprivación y en
general la pertenencia a cualquier grupo fuera de las élites, es detentada
justamente por esas fuerzas superiores y poderosas, y por tanto un elemento
probatorio de su existencia. En el campo de la salud por ejemplo, se argumenta
que algunas enfermedades o algunas alternativas preventivas o terapéuticas son
creadas como estrategias genocidas en contra de razas o de grupos de personas,
así el VIH es una creación de la ciencia para exterminar a la comunidad gay, la
vacuna contra la poliomielitis es un intento del mundo occidental para dejar
estériles a musulmanes en Nigeria y con ello desaparecer a este grupo religioso
(Chichoka et al., 2016; Ford et al.,
2013; Franks et al., 2013; Goertzel,
1994, 2010; Oliver y Wood, 2014).
Otra
característica relevante es que la mayoría de los humanos reconoce o explica
parte de la realidad a partir de las TC. Douglas y Leite
(2016) [31] consideran que las TC son endémicas a la vida humana. Sustein y Vermule (2009) destacan
que hay una tendencia humana generalizada a pensar que los efectos de ciertos
actos son causados por la acción intencional de aquellos que se benefician. El
estudio de Oliver y Wood (2014) revela que el 50% de la población en EE.UU.
cree en al menos una teoría conspiratoria.
Por último, algunas TC pueden ser absurdas mientras que otras tienen una
“capa de posibilidad”, como Goertzel cuestiona: “How can we distinguish
between the amusing eccentrics, the honestly misguided,
the avaricious litigants and the serious sceptics questioning a premature consensus?[8]” (2010:
494). Oliver y Wood (2014) sostienen no haber encontrado evidencia de que las
TC sean producto de la ignorancia de las personas. Así las TC pueden ser
inocuas en algunos casos, pero seriamente riesgosas en otros (Sunstein y Vermeule, 2009).
6. Redes sociales
La conspiración
está ligada a la manera en que las comunidades intentan dar sentido a los
hechos y a los eventos. Tal fenómeno se hace más evidente entre los usuarios de
internet, inmersos en conglomerados polarizados, quienes procesan la
información a través de sistemas de significados compartidos (Bessi et
al., 2015b: 1). De hecho, las redes sociales propician una vía
directa desde el productor al consumidor para los contenidos, modificando la
forma en que los usuarios obtienen la información, debaten y moldean sus
opiniones.
La
confusión acerca de la causalidad puede propiciar la especulación, los rumores y
la desconfianza. Quienes atienden a las TC tienden a utilizar argumentos que en
ocasiones incluyen el rechazo a la ciencia e invocar explicaciones alternas
para reemplazar la evidencia científica. Tal escenario proporciona una
oportunidad sin precedentes para estudiar la dinámica del origen de las
narrativas, su producción y popularidad en las redes sociales (Bessi et
al., 2015b: 1).
Bessi et
al. (2015a y 2015b) desarrolló dos estudios para entender las
fuerzas motivadoras y las dinámicas detrás del consumo y popularización, así
como el surgimiento de las narrativas. Para ello, analizaron una colección de
páginas-fuente de noticias sobre conspiración en Facebook
italiano entre 2010 y 2014. No se enfocaron en la veracidad de la información,
sino en el contenido de las páginas. Se identificaron cuatro categorías
semánticas: medio ambiente, dieta, salud y geopolítica. Si bien el patrón de
consumo de contenidos por los grupos de cada categoría es similar, la vida
media es notoriamente diferente entre los distintos grupos, mayor para el tema
geopolítica, y menor para los temas sobre dieta.
Centrándose
en el contexto italiano y ayudados por expertos que colaboran en páginas
activas para desenmascarar rumores sin fundamento, se construyó un atlas de
fuentes de información científica y conspirativa. El conjunto de datos contiene
271,296 entradas creadas por 73 páginas de Facebook.
Las páginas se clasifican de acuerdo a su autodescripción
y al tipo de información difundida sobre noticias de
conspiraciones-explicaciones alternativas de la realidad con el objetivo de
difundir contenidos desatendidos por la corriente de información habitual y las
noticias científicas.
Cada una
de las interacciones de los usuarios tienen significados diferentes: like como una
retroalimentación positiva al post,
compartir expresa
el deseo de incrementar la visibilidad de la información y comentar significa la
forma en la que el debate de la colectividad en línea toma forma alrededor del post.
De la muestra de 1.2 millones de usuarios en el periodo, se detectaron
255,225 usuarios de noticias científicas con 126,454 comentarios y 13,603
comentarios opositores a la categoría; llama la atención que para las noticias
sobre conspiración el número de usuarios se eleva a 790,899, quienes generan 642,229
comentarios, con 5,924 comentarios opositores a la categoría (Bessi et
al., 2015a: 6 y 7).
[32]
Las
narrativas basadas en teorías conspirativas tienden a reducir la complejidad de
la realidad y son capaces de contener la incertidumbre que generan. Son capaces
de crear en sus seguidores un clima de desconexión de la sociedad dominante y
de las prácticas oficialmente recomendadas. A pesar de la entusiasta retórica
sobre la inteligencia colectiva, el papel del sistema socio-técnico, su
participación en los debates informados y sus efectos en la opinión pública
siguen siendo poco claros. Cabe resaltar el hecho de que el Fondo Monetario
Internacional (FMI) identifica la desinformación digital masiva como una de las
principales amenazas para nuestra sociedad.
En el
mismo orden de ideas, el clásico estudio de Zimmerman
et al.
(2005) planteó como propósito examinar las críticas a las vacunas que se
muestran en internet y actualizar hallazgos previos. Este fue hasta el 2004 uno
de los mayores estudios sobre sitios web realizado en los Estados Unidos en la
búsqueda de que los proveedores de salud comprendieran mejor los argumentos
anti-vacunas y las preguntas relacionadas con la vacunación que los padres y
los pacientes pueden presentarles.
Se
realizó una búsqueda exhaustiva estructurada en la web para los términos
“vacuna”, “vacunar”, “vacunación” y “anti-vacunación” que incorporó 8 motores
de búsqueda, lo que produjo 1,138 páginas web que representan 750 sitios para
los criterios de inclusión/exclusión, resultando en 78 sitios críticos para
vacuna, los cuales fueron extraídos por el diseño y el contenido (Zimmerman et al., 2005: 2).
La
característica más común de los sitios web críticos para la vacuna fue la
inclusión de declaraciones que vinculan a las mismas con reacciones adversas
específicas, especialmente enfermedades crónicas idiopáticas como la esclerosis
múltiple, el autismo y la diabetes. Otros atributos comunes (≥ 75% de los
sitios web) eran enlaces a otros sitios web críticos de las vacunas, denuncias
de que las vacunas contienen contaminantes que causan eventos adversos, la
discusión sobre conspiraciones que ocultan la verdad sobre la seguridad y
eficacia de las vacunas y afirmaciones de que las vacunas proporcionan sólo
protección temporal y que por lo tanto no valen el riesgo. Convocan a los
padres a que sean responsables a través de la educación y de la resistencia al establishment. Y denuncia que las
libertades civiles son violadas a través de la vacunación obligatoria.
Otros estudios también destacan el papel importante que juega el internet y
en especial las redes sociales para la difusión y penetración de las TC (Grimes, 2016; Heller, 2015; Craciun y Băban, 2012; Harambam y Aupers, 2015; Penţa y Băban, 2014; Sunstein y Vermeule, 2009).
7. Teorías de la conspiración y su efecto sobre la salud pública
Como ya se ha
visto, las TC se tejen alrededor de actores (grupos o individuos) poderosos que
persiguen objetivos específicos, principalmente beneficios económicos y/o poder
político y social, cuyos actos malintencionados y ocultos dan como resultado
riesgos o daños a la sociedad y más frecuentemente a grupos específicos de
ella. Especialmente la producción científica en materia de salud es un blanco
frecuente de las TC. Por una parte, la investigación en salud requiere de
recursos, que en la mayoría de los casos provienen de las universidades y/o las
instituciones de salud, ambos ligados al gobierno, o de las industrias
farmacéuticas, cuya credibilidad es cada vez más cuestionada (Goertzel, 2010: 495).
En seguida, las brechas y los resultados no esperados generados en toda
investigación, son utilizados sistemáticamente por los seguidores de las TC,
quienes frecuentemente parecen creer que pueden probar lo erróneo de una investigación
científica por encontrar una falla o hueco en su evidencia. Así, por ejemplo,
los teóricos de la conspiración han propuesto que el virus del VIH no es la
causa del SIDA, que el calentamiento global es una farsa manipulada, y que las
vacunas y los alimentos genéticamente modificados no son seguros (Goertzel, 2010: 494 y 497).
8. Vacunas
El desarrollo de
las vacunas es uno de los más importantes avances en la historia de la
medicina. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2016), gracias
a ellas se erradicó la viruela y se han dado pasos importantes hacia la
erradicación [33] de la poliomielitis. Sin embargo, en las últimas dos décadas,
la vacunación ha disminuido en algunos países del mundo. En 2008 el sarampión
se declaró endémico en el Reino Unido 14 años después de que su contagio había
sido detenido en la población (Jolley y Douglas,
2014: 1).
Si bien
la reducción de las tasas de vacunación es producto de múltiples factores
concurrentes, es importante evaluar el impacto de las TC en la intención de
vacunar. Con este objetivo, Jolley y Douglas (2014:
2-6) exploran la percepción de que las vacunas son potencialmente riesgosas, la
sensación de impotencia de la población y la desconfianza en las autoridades.
El análisis regresivo reveló que la creencia en conspiraciones anti-vacunas fue
un predictor negativo significativo sobre la
intención de vacunar (n=83, F=15.97, R2=.16, b=-63, t=-3.10, p<0.001). En el
estudio 2 del mismo trabajo, los participantes fueron expuestos a material de apoyo
a las TC anti-vacunas comparado con expuestos a material anti-TC y a un grupo
control, que fueron distribuidos homogéneamente (n=183). Posteriormente, fueron
interrogados sobre su intención de vacunar en el mismo supuesto que el estudio
1 mediante una encuesta en línea. Al comparar la intención de vacunar tuvieron
una diferencia significativa entre las diferentes condiciones, siendo
significativamente menor en el grupo pro-conspiración (M=4.87, DE=1.74) que en
el grupo anti-conspiración (M=5.69, DE=1.31) (p=0.003). Se utilizó ANOVA para
evaluar los mediadores potenciales de este efecto, encontrando que los tres
(riesgo percibido de las vacunas, impotencia y desconfianza en las autoridades)
fueron significativamente más altos en el grupo pro-conspiración (M=4.00,
DE=1.46 vs M=2.97,
DE=1.42, p<0.001). Estos resultados demuestran que las TC anti-vacunas
pueden tener un efecto más que trivial sobre las intenciones de vacunación.
Los
resultados de la campaña de vacunación contra el Virus del Papiloma Humano (VPH)
en Rumanía refuerzan al menos en parte la afirmación del impacto de las TC.
Rumanía es el país con la más alta incidencia y mortalidad de cáncer de cérvix
en Europa. En 2008 su Ministerio de Salud lanzó una campaña de vacunación
gratuita para VPH dirigida a niñas entre 10-11 años de edad. Debido a una alta
tasa de rechazo de los padres, sólo el 2.57% del grupo blanco recibió la
vacuna. Los estudios de Craciun y Băban
(2012: 678 y 679) y Penţa y Băban,
(2014: 21-23) forman
parte de un proyecto binacional (Rumanía y Bulgaria) llevado a cabo entre 2010
y 2012 cuyo objetivo fue captar los significados personales y sociales de la
vacuna contra VPH en dos países, analizando los discursos en los medios y la
perspectiva de los padres, los médicos y los tomadores de decisiones sobre esta
tecnología preventiva. Fueron desarrollados tres grupos focales y nueve
entrevistas semiestructuradas entre las madres
rumanas de hijas del grupo blanco en una población específica.
El
segundo estudio buscó explorar las construcciones sociales y las conversaciones
expresadas en los foros de discusión de internet acerca de la vacuna del VPH
para proporcionar una observación a profundidad en las perspectivas de las
personas, los factores que limitan su aceptación y las particularidades de
comunicación acerca de la vacuna.
Se
detectaron varios significados: 1) miedo: las madres temían a la vacuna y
estaban preocupadas acerca de las consecuencias negativas que tendría sobre la
salud de sus hijas, siendo la infertilidad la más sobresaliente; 2) teorías
conspiratorias: al parecer, la idea del posible efecto colateral de
infertilidad surge de internet, donde se presenta una teoría conspiratoria que
argumenta que la vacuna representa una estrategia para reducir la población
mundial; 3) la vacuna como experimento: los laboratorios serían los ganadores y
sus hijas conejillos de indias; 4) la campaña como reflejo de un sistema de
salud ineficiente: las madres se quejaron de la falta de información (oficial)
y desconfiaron de los médicos debido a que se observaban como representantes de
intereses comerciales, con escaso convencimiento sobre los efectos positivos de
la vacuna y falta de objetividad, demasiado entusiastas y poco sinceros.
En 2009,
el Ministerio de Salud de Marruecos desplegó una campaña para la aplicación de
la vacuna anti-influenza monovalente A(H1N1) pdm09,
[34] también con resultados sub-óptimos y asociados en parte a TC. A pesar de
una campaña de comunicación que informaba exitosamente a las embarazadas a la
naturaleza contagiosa de la infección, su potencial letalidad y las opciones
personales de protección incluida la vacunación, sólo el 41% de la población
blanca aceptó la vacuna.
Para
proponer una explicación a este fenómeno, Lohiniva, Barakat, Dueger, Restrepo y Aouad (2014) efectuaron un estudio cualitativo exploratorio
con preguntas abiertas, grupos focales de discusión y entrevistas a
profundidad. Los objetivos del estudio fueron describir la percepción de las
embarazadas sobre la infección por influenza A(H1N1),
identificar los factores que influyeron en su decisión para aceptar o no la
vacuna durante la pandemia (2009-2010) y las fuentes de información que
influyeron en la toma de decisiones. Se seleccionó una población urbana
(Casablanca) y una rural (Kenitra) para el estudio.
Los
principales tópicos incluidos fueron: 1) conocimiento, percepción y riesgos
relacionados a la infección pandémica y vacuna; 2)
factores relacionados con los servicios de vacunación; 3) factores sociales y
4) fuentes de información. La muestra incluyó 7 grupos focales con 67
embarazadas vacunadas y 7 con 56 embarazadas no vacunadas, así como 8
entrevistas a profundidad distribuidas equitativamente entre vacunadas y no
vacunadas. En el análisis de resultados, las percepciones documentadas
identificaron a la influenza como una enfermedad severa y peligrosa,
compartiendo ambos grupos (vacunados y no vacunados) un gran temor por los
efectos desconocidos y la naturaleza letal de la infección y respondiendo
acertadamente al reconocimiento de los signos y síntomas de la enfermedad.
Entre
las razones que influyeron en la no aceptación destacan: 1) temor a la vacuna
por considerar que estaba asociada a muertes, complicaciones severas como
parálisis y cáncer y deficiencias en el sistema inmune; 2) la creencia sobre
una conspiración; 3) inaplicabilidad de la vacuna entre los marroquíes; 4)
falta de conocimientos sobre la vacuna y 5) los desafíos de la logística y los
servicios de vacunación. Las fuentes de información más frecuentes fueron: 1)
familia y esposo; 2) vecinos, amigos y comunidad; 3) medios masivos de
comunicación; 4) líderes religiosos y 5) proveedores de salud.
Los participantes expresaron que los riesgos de la vacuna eran altos, el
riesgo de infección bajo y que los individuos podían tener control sobre el
contagio con base en su comportamiento personal. La influencia negativa se vio
reforzada por las percepciones relacionadas con el imperialismo colonial y el
capitalismo.
9. Propuestas de abordaje
Las
preocupaciones de la sociedad sobre los riesgos para la salud que pueden
representar las vacunas (por ejemplo) son aceptables como parte de un proceso
político y democrático. Sin embargo, esto no debe restar importancia al
desarrollo de la ciencia y su tecnología cuando ha sido ampliamente demostrada
su valía.
Como ya
se comentó, las TC tuvieron un enorme impulso en contra de las vacunas,
especialmente en el Reino Unido, cuando The Lancet
publicó un estudio que denunciaba un hipotético vínculo entre la vacuna
sarampión-paperas-rubeola y el autismo. Los medios de comunicación destacaron
la historia, sin considerar sus problemas metodológicos y el público reaccionó
de manera alarmante, más de lo previsto por las autoridades médicas y de salud
pública. Algunas de las razones de la reacción pública incluyeron la presión
sobre los padres para obligarlos a vacunar, la desconfianza de las autoridades
médicas y la naturaleza potencialmente catastrófica del riesgo para una
población vulnerable. El resultado fue una disminución en las tasas de
vacunación y aumento en la enfermedad (Goertzel,
2010).
Grimes (2016) afirma que existen ejemplos históricos de
conspiraciones expuestas por lo que puede ser difícil para las personas
diferenciar entre aseveraciones razonables y las dudosas, pero sugiere que toda
TC tiene un tiempo de vida limitado. A partir de un modelo matemático de
derivación calcula, considerando el número de actores participantes, la
probabilidad de fracaso para cualquier conspiración dada. Estima que aproximadamente
[35] el 20% de los estadounidenses poseen la noción de largo plazo de que
existe un vínculo entre el autismo y la vacuna del sarampión por el caso antes
expuesto. Respecto de la TC que afirma que la vacunación es peligrosa predice
que el tiempo máximo hasta el fracaso inminente es de 34.7 años.
Diversos
autores consideran que es indispensable recuperar la confianza pública en las
vacunas, pues, de entre las diversas TC, esta es una de las más peligrosas para
la sociedad. Los riesgos que se observan para el abordaje y combate a las TC
son los siguientes: 1) los esfuerzos por disipar o refutar las TC por parte del
gobierno pueden ser contraproducentes, porque dichos esfuerzos ante los conspiracionistas parecen legitimarlos; 2) en sentido
contrario, el silencio del gobierno sobre las TC parece ser también parte del
argumento para fortalecerlas (Sunstein y Vermeule, 2009); como ya se mencionó anteriormente, la
capacidad retórica y por tanto de convencimiento es mejor en las personas que
promueven y difunden las TC que en los científicos (Goertzel,
2010).
Las alternativas de acción para desarmar o debilitar las TC que se proponen
desde los estudios son:
1.
Comunicar información detallada sobre la vacuna, sus
efectos y su relación con el padecimiento; la información debía ser clara y
simple y provenir de médicos confiables (Craciun y Băban, 2012 y Heller, 2015).
2.
Aunque las TC pueden ser vistas como rivales del
pensamiento científico, también deben ser entendidas como una forma de
encontrar significado frente a eventos sin sentido o aleatorios. Se debe
reconocer que existen contextos históricos y culturales válidos para el
pensamiento de la conspiración y una desconfianza en los profesionales médicos
y en las investigaciones patrocinadas por los gobiernos (Glick
y Booth, 2014).
3.
Se debe mejorar la educación científica para que los
matices de los complejos problemas científicos y médicos sean fácilmente
comprendidos. Es indispensable que se incluyan en esa educación estrategias de
comunicación (Glick y Booth,
2014).
4.
Las personas que desconfían no pueden ser tranquilizadas
por evidencias que consideran indignas de confianza por lo que es preciso
comprender que esa desconfianza es parte de una respuesta razonable. Debe
buscarse toda la gama de causas y mecanismos que han provocado desconfianza en
la sociedad hacia las políticas gubernamentales de salud (Harambam
y Aupers, 2015).
5.
Las campañas de vacunación deben considerar el contexto
sociocultural para elaborar las estrategias de comunicación significativas,
sobre todo porque las decisiones suelen estar influenciadas por la familia, la
comunidad, los medios masivos de comunicación, los líderes religiosos y los
proveedores de salud, lo que sugiere que a través de estos mismos agentes se
podría abogar por la vacunación (Lohiniva et al.,
2014).
6.
Si las autoridades estuvieran conscientes de la
representación de la vacuna entre el público, estarían en una mejor posición
para elaborar programas educativos dirigidos evitando discusiones polarizadas,
comentarios sarcásticos, irónicos y ataques (Penţa y
Băban, 2014).
7.
Los testimonios y las experiencias desde los padres de
niños que sufren de enfermedades prevenibles por vacunación pueden ser útiles,
sobre todo si presentan las complicaciones y consecuencias de ellas (Zimmerman et al., 2005).
8.
Exponer el conflicto de intereses que se presenta en
muchos promotores anti-vacunas, por ejemplo, el que en sus sitios de internet
vendan productos o el beneficio que buscaba el autor del artículo de The Lancet.
Y, por el contrario, promover los sitios sin fines de lucro y libres de
financiamiento comercial y federal que proporcionen información útil para
padres (Zimmerman et al.,
2005; Goertzel, 2010).
[36]
10. Discusión
A través de la
revisión de los artículos se ha podido constatar que no existe consenso en
cuanto a un concepto específico sobre las TC. Pareciera asumirse que el
concepto se entiende a partir del nombre, pero es evidente que cada autor parte
de un preconcepto (cuando menos disciplinar) que no necesariamente define
adecuadamente este fenómeno social.
Los
referentes para la gran mayoría de los estudios son Goertzel
(1994), Zimmerman et al. (2005) y Oliver y
Wood (2014), principalmente por los datos empíricos que arrojan sus estudios.
Otros autores, sin embargo, desde reflexiones teórico-filosóficas logran
presentar alternativas conceptuales neutrales.
Carlos Pereda, citado por Cruz y Rodríguez presenta un concepto que parece
ordenar —y no sólo abarcar— los elementos conceptuales que fueron encontrados
en los estudios materia de la presente revisión. Así, Pereda define las TC de
la siguiente manera:
Nos referimos al caso ideal, no carente
de plasmaciones empíricas abundantes, de un individuo que se adhiere o se deja
seducir por la ‘teoría’ de que un solo actor —sea Dios, los judíos, los
neoliberales, los extraterrestres o algún político maligno— o a un solo ‘macrosujeto’ social —la Nación, el pueblo, la cultura, la
globalización…— que determina unilateral y mecánicamente, y por lo general de
manera oculta, los innumerables hilos de la realidad social o, mejor, del
teatro nacional y, a veces, sin continuidad con el teatro mundial. Esa
determinación concilia, bajo la lógica de una sola orientación y un sentido
predeterminado a voluntad, la diversidad abigarrada de procesos, motivaciones,
decisiones y efectos o consecuencias que conforman los acontecimientos sociales
que, en ausencia de tal explicación conspirativa referida a un actor o sujeto,
quedaría sin conexión y sin explicación y acaso sin parecer necesitarlas (2006:
8).
Como
ambos artículos de Bessi et al. (2015a y 2015b)
muestran, las TC han encontrado en el internet, pero particularmente en redes
sociales, una vía rápida para su difusión. Esta estrategia comunicativa ha
demostrado más eficacia para que las TC sean más consumidas que las estrategias
de divulgación científica. Cuando menos, las TC en Facebook
tienen una penetración de 3 a 1 más respecto de las científicas.
Zimmerman et
al. (2005), por su parte, centrados en el problema de la
influencia de las TC en la disminución de las tasas de vacunación, atinan a
mostrar cómo las páginas en internet contagian preocupaciones comunes respecto
de los efectos y riesgos de las vacunas en la salud de los niños.
Las
redes sociales se convierten así en un medio efectivo de difusión para los
grupos anti-vacunas, resultado que diversos estudios atinan a señalar como
factor importante a tener en cuenta por los tomadores de decisiones en
políticas públicas.
Los
temas de salud parecen ser uno de los principales blancos de las TC, temas
relacionados con el origen del VIH-SIDA, curas naturales contra el cáncer y
daños irreversibles a causas de las vacunas como los más socorridos. Estas TC
sobre salud ya han comenzado a hacer estragos en la salud pública, por ejemplo,
disminuyendo las tasas de vacunación y como consecuencia reapareciendo
enfermedades que se creían controladas, como el caso del sarampión en Londres (Jolley y Douglas, 2014).
Las TC
pueden tejerse alrededor de confabulaciones que francamente suenan absurdas y
que seguramente, por tener esa forma, su duración y penetración en el público
sea muy breve. Las TC que surgen no de un imaginario fantástico, sino de
eventos revestidos de elementos verdaderos o cuando menos razonables, sí pueden
representar riesgos serios para los individuos y la sociedad y, dadas estas
características, podrían permanecer durante un largo tiempo en el pensamiento
de los sujetos. Las TC relacionadas con las vacunas son un claro ejemplo de
esto.
Aunque la mayoría de los estudios proponen alternativas de atención y combate
a las TC, ninguno de ellos ha podido constatar que estas puedan tener los
mismos niveles de eficacia y de convencimiento que tienen las TC.
[37]
Goertzel comparte una
legítima preocupación sobre las posibles consecuencias a la salud derivadas de
las TC, él señala:
Faced with assaults on their
professional credibility, scientists might be tempted to retreat from the world
of public policy. But allowing the conspiracy theorists to dominate the public
debate can have tragic consequences. Fear of science and belief in conspiracies
has led British parents to expose their children to life-threatening diseases,
the South African health department to reject retroviral treatment for AIDS,
and the Zambian government to refuse GM food from the USA in the midst of a
famine[9]. […] Advocacy groups sometimes find
it easier to arouse fears of science than to advocate for other goals that
might actually be more fundamental to their concerns. For example, the anti-GM
movement in Europe was mobilized largely by anti-capitalist, anti-corporate and
anti-American activists who found it more effective than attacking corporate
capitalism directly (2010: 497 y 498).
Las políticas públicas, así como los científicos, deben voltear a ver este
fenómeno desde un nuevo ángulo, desde una posición que les permita reconocer
los elementos constitutivos de este fenómeno, sus causas, las preocupaciones
legítimas de quienes deciden con base en las TC. Las TC deben ser observadas
con seriedad para articular estrategias que no busquen su descalificación, sino
por el contrario, que se pueda cubrir esa necesidad que tienen miembros de la
sociedad, con interrogantes y miedos sinceros a través de información y
comunicación clara e inteligente.
[38]
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[1]
Falsas creencias (traducción de los
autores).
[2]
Hábito cognoscitivo (traducción de
los autores).
[3]
Epistemología lisiada (traducción de
los autores).
[4]
Intentos de explicar (traducción de
los autores).
[5]
Sub categoría de persona (traducción
de los autores).
[6] La desconfianza en el gobierno, específicamente porque no se puede contar con que el gobierno se ocupe en cuidar de las poblaciones socialmente vulnerables (traducción de los autores).
[7]
Por auspiciantes que buscan difundir
representaciones pe- gajosas de los acontecimientos a un público más amplio, a
menudo con la intención de engañarlos para que actúen en consecuencia
(traducción de los autores).
[8]
“¿Cómo podemos distinguir entre los
divertidos excéntricos, los honestamente equivocados, los litigantes avaros y
los escépticos graves que cuestionan un consenso prematuro?” (traducción de los
autores).
[9]
“Ante los ataques a su credibilidad
profesional, los científicos podrían verse tentados a retirarse del mundo de
las políticas públicas. Pero permitir que los teóricos de la conspiración
dominen el debate público puede tener consecuencias trágicas. El temor a la
ciencia y la creencia en las conspiraciones ha llevado a los padres británicos
a exponer a sus hijos a enfermedades que amenazan la vida, al departamento de
salud de Sudáfrica a rechazar el tratamiento anti-retroviral para el SIDA y al
gobierno de Zambia a rechazar los alimentos transgénicos de Estados Unidos en
medio de una hambruna. [...] Los grupos de defensa a veces encuentran más fácil
despertar temores de la ciencia que abogar por otros objetivos que podrían ser
más fundamentales para sus preocupaciones. Por ejemplo, el movimiento
anti-alimentos genéticamente modificados en Europa fue movilizado en gran parte
por activistas anticapitalistas, anticorporaciones y
antiamericanas que lo encontraron más efectivo que atacar directamente al
capitalismo corporativo” (traducción de los autores).